INDICE
1. El Valle de los Baños, errada traducción del topónimo andalusí Wadi l-hamam
2. El Guadalhamam y el poema “Llanto de la Paloma” en la historiografía
3. El Guadalhaman en el Kitâb al-hulla al-siyara de Ibn Al-Abbar
4. Los Banu Wazir y las casidas al “Llanto de la Paloma“
a. Abu Muhammad Sidray Ibn Wazir
b. Ibn Wazir, Abu Bakr
c. Ibn
Wazir, Abu Muhammad
5. El Wadi l-Hamam en un poema del poeta granadino al-Kutandi (siglo XII)
6. El “Llanto de la Paloma”, canto célebre en los palacios de Arabia y Persia
7. Etimología del vocablo árabe Guadalhamam
8. 8. Localización
del Valle de las Palomas
9. El Valle del Rio Salado de Paterna, enclave histórico y arqueológico
a. El Camino de Jerez a Alcalá de los Gazules.
b.La Torre de Sera
c. Los «Caños de Hercoles»,
el tramo del acueducto romano de Los Arquillos
d.Despoblado de Los Arquillos
e. Sepultura megalítica de Las Alcobainas
f. El camino de Arkus a Medina Ibn Salim
g. El hisn Batarna, una fortaleza andalusí de la cora de
Saduna
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Mi agradecimiento al arabista y doctor en Arte y Humanidades Miguel A. Borrego Soto, experto en la historia del Jerez andalusí, por facilitarme las biografías de los Banu Wazir y sus casidas y por las aclaraciones sobre el topónimo Wadi al-hamam; a Fernando Velázquez Basanta, Catedrático Emérito de Estudios Árabes e Islámicos de la UCA, por la información proporcionada y a la profesora del IES Paterna, Patricia Fernández, por la traducción del texto en latín de Casirí
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1. EL VALLE DE LOS BAÑOS, ERRÓNEA TRADUCCIÓN DEL TOPÓNIMO ANDALUSÍ WADI L-HAMAM
En las reseñas históricas sobre Paterna de Rivera se suele indicar que el territorio en torno a su núcleo urbano y a la cercana Gigonza era conocido durante la época islámica como el “Valle de los Baños”, dada la abundancia de manantiales de aguas minerales de la zona. La referencia se la debemos a Marcos Ramos Romero[i] quién sitúa a Paterna en lo que un autor árabe llama el Valle de los Baños, “en el camino de Medina al Guadalete, vía Écija, que fue el camino seguido por Tariq y Muza, antes de pasar el Guadalete”, deduciendo que “el autor árabe que da este dato debió ser de la zona o conocerla muy bien”.
Saavedra hace un análisis crítico de la obra de al-Idrisi (1.100-1.172) correspondiente a la Península Ibérica a partir de la traducción de Dozy/Goete[v] proponiendo la localización de los topónimos que menciona el geógrafo ceutí, comparando y rebatiendo las propuestas de otros arabistas e investigadores que con anterioridad la habían estudiado.
Cuando se ocupa del fragmento donde Idrisi describe el camino terrestre de Algeciras a Sevilla:
Quant á la seconde route (la route par terre), elle est comme il suit:
D´Algéziras on se rend á ar-Rataba, puis a la rivière de Barbate, puis á Faisana, où est une station, c´est un grand village où se tient un marché et dont la population est considérable; puis à la ville d´Ibn-as-Salim; puis à la montagne qui porte le non de Mont; puis à Aslouca, village où est une station; puis à al-Madain, puis à Dzirad al-hibala, station; de là à Seville une journée[vi].
Saavedra trata de demostrar que la ciudad de Ibn-as-Salim, o Ebn Açalim como él transcribe, no es otra que Sidonia, la actual Medina Sidonia, basándose en numerosos autores árabes (Ajbar Machmúa, Ebn Adarí, el Cartás, Ebn Álatir, Yacut, Rasis, Ebn Alcutía o Ebn Jaldún), quienes en sus respectivas obras aluden a la ciudad de Sidonia. Aporta como prueba concluyente un pasaje de un manuscrito de Ebn Alabar donde se refiere que el llamado valle Guadalhamam se hallaba entre Arcos y Medina Ibn Salim sugiriendo que si la palabra o grafía الحمام se transcribe como hammam y se le da el significado de baños, dicho valle habría que ubicarlo en la zona donde se encuentran los de Paterna y Gigonza, precisamente entre Arcos y Medina Sidonia. Pero el arabista tarraconense señala que la grafía árabe الحمام también se transcribe como alhamam cuyo significado es el de palomas o tórtolas, que es el que propiamente le dan los diferentes traductores de este texto de Ibn al-Abbar, como veremos más adelante. He aquí el fragmento de Saavedra:
“Áspero era el camino seguido por el audaz capitán mahometano, y por eso prefirió Muza un año después marchar por Medinasidonia, en dirección a los llanos de Jerez. ¿Cuál de estos dos caminos es el que describe Edrisi para ir de Algeciras a Sevilla?. Para resolver esta cuestión es preciso determinar primero la situación de la ciudad de Ebn Açalim (ابن أسلم مدينة) que no es otra que la misma Medinasidonia, según adivinó, más que acertó, Rodrigo Caro. Repugna Dozy que Sidonia sea, entre los árabes, otra cosa que una comarca o provincia, desorientado en esto por el error del P. Flórez, que colocaba en Jerez la mal llamada colonia asidonense, restituida hoy a su verdadero sitio con el testimonio de las lápidas pertenecientes al municipio cesarino. Si esto no basta para convencernos de que Sidonia ha sido siempre ciudad que ha conservado su antiquísimo nombre, los mismos escritores árabes suministran la prueba cuando le dan tal condición; así el Ajbar Machmúa (pág. 15), Ebn Adarí (II, 15), y el Cartás (pág. 92), como Ebn Álatir (v, 390) y Yacut, sin dejar en olvido el moro Rasis, que conmemora las ruinas de sus antiquísimos monumentos. Indicio de ser esta la ciudad de la prole de Açalim ofrece Ebn Alcutia cuando dice (pág. 97), que los de esta estirpe estaban domiciliados en Sidonia; y demostración plena de ello se encuentra al leer en EIbn Jaldún que esa ciudad fue la primera en ganar Muza al entrar en campaña. El mismo arzobispo Don Rodrigo, en quién Dozy se apoya para sostener sus apreciaciones, da otro argumento en pro de lo que yo entiendo, al llamar a Medinasidonia Civitas salva, pues con ello no hizo sino traducir, como si fuera adjetivo el nombre propio سالم , que tiene la significación de integer, salvus. Pero un pasaje de Ebn Alabar (pág. 242) disipa todas las dudas que pudieran quedar, diciendo que el valle الحمام وادي (guadalhamam) se hallaba entre Arcos y la ciudad de Ebn Açalim. Si a la palabra الحمام se le da la equivalencia de tórtola o paloma, no resulta nada a favor ni en contra de la tesis, pero si se entiende como baños, saltan a la vista los de Paterna y Jigonza, precisamente situados entre Arcos y Medinasidonia. Más no se apuran con esto los argumentos; pues en las campañas de Aben Juzaf, rey de Marruecos, en Andalucía, referidas en el Cartás, se hace mérito de esta ciudad, primero en la marcha de un ejército desde Vejer a Jerez, y luego otra marcha análoga a la misma plaza de Jerez, tan obstinadamente asediada por el príncipe merinita. Idéntico indicio suministra otra marcha de Jerez a Vejer, citada por Ebn Hayán.”
Aunque Saavedra tergiversó intencionadamente el significado de la palabra árabe haman para dar más fuerza a su argumentación, no erró sin embargo al situar el Guadalhaman en el entorno de Paterna, entre Arcos de la Frontera y la ciudad de Ibn As-Salim (Medina Sidonia).
Por tanto, debemos entender que el Gualdalhaman, como recoge el autor del texto original, hace referencia al Valle de las Palomas y no al Valle de los Baños, como propuso interpretar ex profeso Eduardo Saavedra. Surgiría otra controversia en cuanto a la traducción de la palabra árabe Guada (Wadi) a la que se le da varios significados: río, valle, depresión, cañada…; de la que trataremos más adelante.
2. EL GUADALHAMAM Y EL POEMA “LLANTO
DE LA PALOMA” EN LA HISTORIOGRAFÍA
El topónimo Guadalhaman aparece citado en varias obras del siglo XVIII y XIX, aunque con diferentes variaciones o alteraciones en su nombre como consecuencia de la transliteración de la palabra árabe original (Wadilhamima, Wadilhaméma, Wadilhama), haciendo referencia al Valle de las Palomas y a una bella elegía que un célebre poeta árabe compuso al oír el dulce y triste arrullo de una torcaz al pasar por este lugar; una casida conocida entre los andalusíes como el Llanto de la Paloma.
Así en 1791 Fermín Arana de la Varflora[vii] en Hijos de Sevilla Ilustres en santidad, letras, armas, artes, ó dignidad hace una pequeña semblanza del autor del poema Gemido de la Paloma:
Abdalla Ben Mohab
ben Vazir Abu. Mohamad fue mui instruido en las Artes liberales, y gobernó la
Provincia de Alcaser, en la que según el Nubiense se contenían las Ciudades de
Ebora, Badajóz, Sarissa, Merida, Cantarassaif, y Coria. Quando Abdalla formaba
grandes Proyectos, ganaron los christianos aquella Provincia el año de la Egira
de 614, y quedó, preso con otros muchos Árabes. Logró huirse de la prisión, y
se retiró á Marruecos donde obtuvo la dignidad de Gobernador. Escribió
elegantísimos versos entre los quales un Poema intitulado: Gemidos de la Paloma (c)
(c) Bibliot. Arab. Hisp. tom. 2. fol. 132.
José A. Conde en Descripción de España de Xerif Aledris conocido por el Nubiense (1799)[viii] sitúa el Wadilhamima (Valle de las Palomas) en Guadarrama (Madrid), y nos detalla la historia del poema Llanto de la Paloma del visir de Sevilla Abdallá Ben Moheb:
El mismo Conde, veintidós años después, en Historia de la Dominación de los Árabes en España (Tomo III. 1821)[ix], ubica ahora el Valle de las Palomas en la Provincia de Cádiz refiriendo que el “wali (Abu Bakr) pasando por un ameno valle que llaman Wadilhaméma que está entre Arcos y Medina Aben Zelim oyó el triste y dulce canto de una torcaz, y compuso los bellos versos del llanto de la paloma”. El pasaje completo es el siguiente:
CAPITULO II.
Continuan las guerras de los Muztimes. El rey Jaime toma las islas de Mallorca, Menorca é Ibiza. Muere Almamun.
“Con la
ausencia del rey Abu Aly Almamun, y con la pasada victoria y felices sucesos de
Murcia todo parecía ya llano á los que seguían el bando de Aben Hud, y como
entendiese que el wali de Sevilla, hermano de Abu Aly, había juntado gente y
venia contra ellos, partieron á buscarle. El wali de Sevilla juntaba gentes en
Algarbe, y sabiendo que Aben Hud se disponía contra él se valió de los
Cristianos de Galicia para que le auxiliasen, y con toda su caballería vinieron
á tierra de Mérida, y se juntaron con los caudillos de Cide Abu Abdala, y allí
cerca de Alhanje se encontraron los de Aben Hud con ellos, y trabaron
sangrienta batalla, y quedaron vencidos los caudillos de Cide Abu Abdala y sus
auxiliares, y se acogieron á Mérida. Abdala ben Muhumad ben Wazir que había
sido wali de alcázar Alfetah que se llamaba también alcázar de Abidenis que
ocupáran entonces los Cristianos con Montanchis y otros fuertes, y su hermano
Abderraman también, se acogió á Mérida. En ella había muchos esforzados
caballeros Almohades, pero muchos más de los afectos al partido de Aben Hud, y
por industria de estos fueron aquella noche entregados por traición á los
caudillos del rey Aben Hud. Fue esta sangrienta batalla de Mérida en principio
del año seiscientos veinte y nueve (1632) (1). De vueltas de la frontera de
Algufia llevaron á los dos caudillos Abdala ben Muhamad ben Wazir y á su
hermano Abu Omar Abderraman á Sevilla su patria, y en ella la plebe alborotada
los atropello á pesar de su mérito y nobleza, y los acuchillaron y
despedazaron, no con poco sentimiento del rey Aben Hud que apreciaba mucho á
Abderraman Abu Omar por su erudición y admirable ingenio. Este fue el que glosó
la excelente canción elegiaca de su padre Abu Becar. Cuéntase que este wali
pasando por un ameno valle que llaman Wadilhamèma que está entre Arcos y Medina
Aben Zelim oyó el triste y dulce canto de una torcaz, y compuso los bellos
versos del llanto de la paloma que los de Algarbe suelen cantar de noche á la
luz de la luna. Otros dicen que este ínclito caudillo Abu Omar y su hermano
murieron alanceados de orden del rey Aben Hud poco tiempo después cuando este
príncipe pasó desde Marruecos á tierra de Granada con poderosa hueste. En esta
expedición se vinieron á su partido todos los alcaides de aquella tierra, y fue
recibido con aclamaciones de alegría y de triunfo en la ciudad, y en ella dicen
que le presentaron á estos dos caudillos Almohades que iban presos sufriendo
con admirable constancia su adversidad, y luego los mandó matar, que ni sus
virtudes propias ni la celebridad del padre pudieron evitar el irrevocable
decreto del hado, y acabaron alanceados de orden de un príncipe que se preciaba
de humano y amante de las letras.
(1) En Alcoday seiscientos veinte y siete, por error.”
En 1833 Joaquín Lorenzo Villanueva[x] en su obra Poesías escogidas señala también como autor de El Llanto de la Paloma a Abu Bakr, padre de Abderraman Abu Omar:
“Con ser
tantos los poetas célebres que tuvo aquella península cuando era en ella vulgar
la lengua latina; todavía es mayor el número de los árabes que cultivaron la
poesía durante su dominación. Conocida era ya entre los árabes el arte poética
antes de Mahomed: algunos creen que fueron poetas antes que los siros. Pero
desde la Egira (ó fuga de Mahomed) comenzó á hacer entre ellos grandes
progresos la poesía, los cuales describe el árabe del siglo XIII. Abi-Baker,
uno de los Almohades de Sevilla, en una obra que se conserva en la biblioteca
del Escurial, intitulada, Tesoro de los Poetas, donde hace un juicio
comparativo de los antiguos y modernos.
De estos
árabes orientales heredaron su afición á la poesía los naturales de nuestras
provincias; muchos de los cuales descendían de la corte de los califas de
Damasco, célebre por su cultura, y por los literatos que en ella florecieron.
No tienen número los poemas que escribieron los árabes de Córdoba, Sevilla,
Granada, Murcia, Valencia, y Sétabis. Probable es que pereciese gran parte de
estas obras en la quema de ochenta mil códices árabes que el indiscreto zelo
redujo á cenizas en Granada después de su conquista. La multitud de poemas que
se salvaron de aquella catástrofe, y se conservan en el Escurial, causa
admiración a los doctos estrangeros que visitan aquella biblioteca. En un solo
códice escrito de mano de Abi-Baker se hallan canciones de 72 poetas: en otro
las hay de más de 130. De esta especie de coleciones hay varias. De este mismo
árabe sevillano es la excelente elegía El llanto de la Paloma, que los árabes
de la Bética cantaban de noche á la luz de la luna. De donde acaso nació el
tono lúgubre de ciertas endechas que aun ahora cantan de noche en el campo los
andaluces.
Escritores
árabes de elegías y odas se cuentan en el Escurial hasta 29 muchos de ellos
comparables a Horacio, como dice el siro-maronita Casiri (a), asegurando que en
el escrutinio que hizo de los códices árabes del Escurial halló una casi
innumerable multitud de poetas.
(a) Casiri, Bibl. Hisp. Arábico. Escurialensis, t. 1. p. 128.”
Carlos Romey[xi] en 1841 (Historia de España, Tomo III) recogiendo el relato histórico de Conde transcribe el topónimo como Wadilhama:
“Con la ausencia del emir El Mamun, y con la última victoria y las novedades de Murcia, todo aparecía ya rendido á Ebn Hud para sus secuaces; más noticiosos de que el walí de Sevilla, hermano de El Mamun, está en marcha contra ellos, le salen al encuentro. Trae el Sevillano soldadesca del Algarbe, y en contraresto de los preparativos de Ebn Hud, acude á los cristianos de Galicia, quienes llegan á Mérida con su caballería y se incorporan con los caudillos de Cid Abu Abdalá. Tropiézanse junto á Albanche, traban sangrientísima batalla, y vencidos los aliados, tienen que guarecerse en Mérida; y con Abdalá, que había sido walí en Alcázar el Fetah ó Abydanes, ocupado á la sazón, como también Montanches por los cristianos, se retira igualmente su hermano Abd el Rahman. Había allí muchos gallardos jinetes almohades, pero preponderaban los afectos al partido de Ebn Hud, y estos últimos se amañaron tan eficazmente, que en la misma noche entregaron traidoramente sus compañeros á los jenerales del mismo Ebn Hud. Ocurrió aquella reñidísima refriega de Mérida en 629 (oct. ó nov. de 1231) (1). Al regreso de la raya de el-guf, trajeron ambos caudillos Abdalá ben Mohamed ben Wazir y su hermano Abu Omar Abd el Rahman á Sevilla, donde, á pesar de su mérito y nobleza, la plebe los atropelló, acuchilló y destrozó, muy á despecho del emir Ebn Hud, quien apreciaba muchísimo á Abd el Rahman por su injenio y erudicion, y por glosador de la peregrina cantinela elejíaca de su padre Abu Bekr. Cuéntase que dicho walí, al transitar por una vega amenísima, llamada Wadilhama, situada entre Arcos y Medina ben Zelim, oyó el arrullo suave y melancólico de un torcaz, y compuso los hermosísimos versos del quejido de la paloma , que los de Algarbe suelen cantar á la claridad de la luna. Dicen otros que el esclarecido caudillo Abu Omar y su hermano múrieron alanceados por disposición de Ebn Hud, de allí á poco, en su vuelta de Murcia á Granada con hueste poderosa; en cuya espedícion se le incorporaron á porfía los alcaides todos del país, aclamándole triunfalmente el vecindario de la ciudad, en donde dicen que le presentaron entrambos jenerales prisioneros, quienes sobrellevaban su adversidad con asombrosa entereza, y los hizo degollar ó alancear ejecutivamente, desentendiéndose de la nombradía del padre y de las prendas de los hijos, y dando cumplimiento á su fatal destino un príncipe que se preciaba de humano y de literato.”
Nicolás Rabal[xii] sitúa erradamente el Valle de las Palomas, al que llama Walamira, en Benamira (Soria):
“En las historias árabes se cuenta que el poeta Aben Celin, de paso por el valle de Walamira, hoy Benamira, oyó el canto del torcaz, e inspirado en él, compuso unos célebres versos titulados Llanto de la paloma, que los árabes solían cantar de noche a la luz de la luna.”
Autores portugueses como Oliveira Parreira[xiii] también se hicieron eco de las figuras de Abu Bakr Sidray y su hijo Abdallah y el célebre Llanto de la Paloma:
Mario Méndez Bejarano (Diccionario de escritores, maestros y oradores naturales de Sevilla y su actual provincia. Tomo III. 1925[xiv]) atribuye erróneamente el poema a Abu `Amar ´Abd al-Rahman, hermano de Abu Muhammad `Abd Allah, y refiere que glosó una renombrada elegía a su padre que imitó Jorge Manrique en sus famosas Coplas a la muerte de su padre:
“3.126.— Abu 'Umar 'Abd-al-Rah'man.
Excelente poeta nacido en Sevilla. Era hijo del gran poeta Abu-l Baka y glosó
la renombrada elegía de su padre, que ya era muy conocida entre musulmanes y
cristianos, y más tarde la imitó Jorge Manrique. «Cuéntase que este walí,
pasando por un ameno valle, oyó el triste y dulce canto de una torcaz y compuso
los bellos versos del llanto de la paloma, que los del Algarbe suelen cantar de
noche a la luz de la luna. (Conde, IV parte, c. II.)
Después de la batalla de Mérida (629 de la hégira, 1232 J. G.) sucumbió de muerte violenta; según unos, arrastrado por la plebe; según otros, alanceado por orden del rey Ibn Hud.”
Vemos por tanto que fueron numerosos los autores que recogieron en
sus obras la historia del muy célebre canto y poema entre los andalusíes “Llanto
de la Paloma”.
[i]
RAMOS ROMERO, M. Paterna de Rivera.
Ed. Diputación de Cádiz. 1983. Págs. 18, 70 y 74
[ii]
UBIETO ARTETA, A. Idrisi. Geografía de España. Textos Medievales, 37.
Ed. Anúbar. Valencia, 1974. Págs. 67-152. El pasaje que hace referencia al
Valle de los Baños en Pág. 77
[iii]
SAAVEDRA, E. La geografía de España del Edrisi. Boletín de la Sociedad
Geográfica de Madrid. Tomo X. 1881. pp. 249-255 y 376-387; Tomo XI. pp.
102-115. El pasaje que hace referencia al Valle de los Baños en el Tomo X Año
VI Mayo 1881, págs. 378-379
[iv]
SAAVEDRA, E. La geografía de España del Edrisí. Madrid. Imprenta
Fortanet. 1881. Págs. 13-14
[v]
DOZY, R; DE GOEJE, M.J. Edrisi. Descripción de l’Afrique et de l’Espagne par
Edrisi. Leyden, 1866.
[vi]
Ibídem Págs. 214-215
[vii]ARANA
DE LA VARFLORA, F. Hijos de Sevilla
Ilustres en santidad, letras, armas, artes, ó dignidad” Número 1º. Sevilla.
1791. Impr. de Vazquez e Hifalgo. Pag. 8.
[viii]
CONDE, J.A. Descripción de España de
Xerif Aledris conocido por el Nubiense. Madrid. 1799. Impr. Real. Págs.
167-168
[ix]
CONDE, J.A. Historia de la Dominación de
los Árabes en España. Tomo III. Madrid. Imp. de García. 1821. Págs. 8-10.
[x]
LORENZO VILLANUEVA, J. Poesías escogidas.
Dublin.1833.. Impr. T.
O´Flanagan. Pag. XI
[xi]
ROMEY, C.: Historia de España desde el tiempo
primitivo hasta el presente. Tomo III. Barna. 1841. Impr. De A. Bergnes y
Cia. Págs. 117-118
[xii]
RABAL, N.: Soria por. Serie España.
Sus monumentos y artes- Su naturaleza e Historia. Barcelona. Ed. de Daniel
Cortezo. 1889. Pág. 504.
[xiii] OLIVEIRA PARREIRA, A. M.: :Os Luso-Arabes (scenas da vida mussulmana no nosso país). Tomos 2. Typographia e Stereotypia Modena, 1898. Págs. 272-275
[xiv] MÉNDEZ BEJARANO, M. Diccionario de escritores, maestros y oradores naturales de Sevilla y su actual provincia. Tomo III. Sevilla. 1925. Tipografía Girones. Pág. 174.
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