lunes, 23 de diciembre de 2013

Paterna de Rivera en los Diccionarios Geográficos del siglo XIX (1)

            Los historiadores para hacer un relato fidedigno de los hechos o acontecimientos históricos precisaron  determinar lo más exactamente posible las fechas y los lugares en que se produjeron, requiriendo para ello de una herramienta indispensable: la Geografía. 

            La geografía, como ciencia que formaba parte de las matemáticas y se ocupaba de la descripción y de la representación cartográfica de la Tierra, en el siglo XVIII se  desliga de su ciencia matriz, se  identifica progresivamente con la descripción de los países y regiones y refuerza su vinculación con la historia.  

            A fines del siglo XVI comenzaron a elaborarse diccionarios geográficos e históricos como compendios  ordenados de lugares y noticias. Con el tiempo darían origen en el siglo XVIII al proyecto de varios ilustrados franceses de recopilar todo el saber humano que culminaría en la Encyclopedie. 

            Fueron los gramáticos quienes primeramente elaboraron los diccionarios alfabéticos con el objeto de facilitar la búsqueda de los vocablos. El primer diccionario geográfico que se editó fue la Synonimia Geographica de Abraham Ortelio, publicada en Amberes en 1573, que recogía los topónimos antiguos por orden alfabético, con una explicación de los mismos, los autores que los usaban y su equivalente moderno.  
 
            A partir de la revolución científica de los siglos XVII y XVIII surgieron numerosos proyectos que intentaron incluir toda la información geográfica o histórica de un país en los llamados diccionarios geográficos, magnas obras de erudición ordenadas alfabéticamente que permitieran la accesible y rápida localización de lugares geográficos y acontecimientos históricos. 

              En España se publicaron algunos diccionarios y obras enciclopédicas de tipo geográfico como Población general de España de Rodrigo Mendez Silva (Madrid, 1675), Etat present de L'Espagne : Oú l'on voit une geographie historique du pays ... (1718) de Jean de Vayrac, Theatro Universal de España de Francisco Javier Garma y Salcedo (Madrid 1738],  o el Rasgo heroyco de Antonio de Moya (Madrid, 1756).  

            Durante el siglo XVIII varios diccionarios geográficos europeos se manejaron en España. El de mayor prestigio fue el Dictionnaire geographique, historique et critique (La Haya 1726, 1730) de Bruzen de la Martiniére, que no fue traducido al castellano.
 
            En 1753 se publicó en nueve tomos El Gran Diccionario Hístórico o Miscellanea curiosa de la Historia Sagrada y Profana traducción del gaditano Joseph de Miravel y Casademonte de uno de los grandes diccionarios históricos y geográficos del siglo XVII, el de Luis Moreri Le Grand dictionnaire historique ou le Mélange curieux de l'histoire Sainte et profane... (Lyon, 1674).  
 
           Pero el diccionario geográfico más difundido en España en este siglo fue el Diccionario Geográfico o Descripción de todos los Reynos, Provincias,…  (Madrid.1760) de Juan de la Serna, una traducción de un diccionario publicado en 1691 por el clérigo inglés Laurence Echard. La Serna realizó tres ediciones (1760, 1763, 1772)  en los que se fueron añadiendo lugares nuevos y modificaciones a partir de autores anteriores ya superados. Una cuarta edición, Diccionario Geográfico Universal, que comprehende la descripción de las Quatro Partes del Mundo;...  (Madrid, 1783),  fue la de Antonio Capmany y Montpalau quién realizó un profunda revisión que mejoró ostensiblemente los contenidos referentes a  la Península. Con el nombra de Antonio de Montpalau aparecieron una 5ª (1793) y una 6ª (1794) ediciones.   
 
        Finalmente, en 1795 apareció otra 6ª edición «corregida y añadida» por Antonio Vegas. Justifica su autor esta revisión y ampliación de la obra original de Echard por la ignorancia de los autores extranjeros sobre España y las carencias de datos en los diccionarios extranjeros de los 18.716 ciudades, pueblos y aldeas españoles. Para actualizar el diccionario Vegas se nutre fundamentalmente de Viage de España, (Madrid, 1772-1794) de Antonio Ponz, y  del Nomenclator o Diccionario de la población que España tiene, que se formó según las Relaciones originales de los intendentes de las Provincias del Reyno por Orden particular de S. M. que se les comunicó en 1785 y se publicaron en 1784. 

En el tomo V de esta edición se incluye una pequeña reseña de Paterna de Rivera.

Diccionario Geográfico Universal que comprehende la descripción de las quatro Partes del Mundo; y de las Naciones. Imperios, Reynos, Repúblicas y otros Estados, Provincias, Territorios, Ciudades, Villas, y Lugares Memorables, Lagos, Rios, Desiertos, Montañas, Volcanes, Mares, Puertos, Golfos, Islas, Paninsulas, Istmos, Bancos, Cabos, etc. que se encuentran en el Globo Terraqueo, Sexta Edicion, corregida y añadida en lo que corresponde a España la división de sus Provincias, así en general como en particular la Poblacion de cada una y número de las ciudades, villas, Lugares, Aldeas, Filigresias, Concejos y Despoblados; con otras muchas singularidades concernientes a la Geografía de España. Por D. Antonio Vegas, Madrid, En la Imprenta de D. Joseph Doblado, 1795, 6 vols.


TOMO QUINTO. (PA). Pág. 85


 
Nomenclator o Diccionario De Las Ciudades, Villas, Lugares, Aldeas, Granjas, Cotos Redondos, Cortijos y Depoblados de España, y Sus Islas Adyacentes: con expresión de la Provincia, Partido y Termino á que pertenecen y la clase de justicias que hay en ellas: formado por las Relaciones originales de los intendentes de las Provincias del Reino, a quienes se pidieron por Orden de S. M. por el excelentísimo señor Conde de Floridableanca y su ministerio de estado en 22de marzo de 1785.  Editorial: Imprenta Real, 1789.


Pág. 515

 

BIBLIOGRAFÍA

ARROYO ILLERA, F.: El Diccionario Geográfico de la Real Academia de la Historia. Una obra frustrada de la Ilustración española. En Estudios Geográficos, 253. Oct-dic. págs. 539-578. 2003.

 CAPEL, Horacio. Los Diccionarios geográficos de la Ilustración española. Geo Crítica, Universidad de Barcelona, nº 31, 1981, p. 1-51. (A). 







 

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