Artículo publicado en la Revista "El Alcaucil" nº 42. Abril 2006. Paterna de Rivera (Cádiz)
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D. Francisco Enríquez de Ribera erigió la Iglesia de Paterna en 1503 |
En 1500 ocurre un
hecho trascendental en la vida del que 3 años después será el fundador de
Paterna de Rivera, Don Francisco Enríquez de Ribera, ilustre personaje de la
nobleza sevillana, heredero en ese momento de los títulos de la
Casa Ribera, señor de Alcalá de los Gazules
y Adelantado Mayor de Andalucía. Milagrosamente, el Adelantado sanaría de una
terrible enfermedad que le desfiguraba el cuerpo de pies a cabeza desde hacía
30 años: la lepra. Así relataba en 1631 el Padre Fray Pedro Beltrán en su Ramillete
de flores de la Retama
el horrendo y repulsivo mal del
Adelantado:
Cubre
el Dios tres vezes Santo
de
vil, y asqueroso lepra
à
el Principe mas insigne,
que
España en su historia observa.
Al
insigne Adelantado
Don
Francisco de Ribera
y
Enriquez, luz de su Casa,
ya
de cenizas cubierta.
Descomulgado
contagio,
lastimosa
plaga horrenda,
que
Dios de su Ciudad Santa
providamente
de tierra.
Aquesta
rebelde peste
de
los pies á la cabeza
en
él un monstruo retrata:
tan
disforme le bosqueja.
Era
todo una postilla
tan
abominable, y fea.
que
apenas retiene de hombre
informe
bruta apariencia.
Fiero azote de los Cielos
que treinta años atormenta
del
Principe mas sufrido
la
mas cándida paciencia.
Tantos siempre infatigable
sentimiento en alma tierna
verdugo fue de sus carnes
llanto
â llanto, y pena á pena.
Tantos
el Adelantado
padeciô
en carcel molesta
de
enfermedad incurable
adelantadas
fierezas
Tantos
viviô inmoble yunque
de
inexorables ofensas,
con
que atrevidos dolores
incansables
le golpean.
Treinta años Imagen viva
fue del Leproso profeta,
sino
en misterios ocultos,
en
sufridas inclemencias.
.............
Por 6 lustros padeció
D. Francisco el dolor, sufrimiento y rechazo que provocaba la lepra; siempre en busca de
remedios imposibles, de los mejores médicos de la época, de afamados curanderos, de ungüentos y
fármacos milagrosos y, como no, realizando por toda España numerosas
encomiendas a imágenes, reliquias, templos, etc. pidiendo a Dios su curación.
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Talla de la Inhiesta de Paterna |
Ante la inutilidad de
sus plegarias, es llevado, ya bastante enfermo, a la capilla de Ntra. Sra. de la Inhiesta en la Iglesia de San Julián de
Sevilla. En un nicho abierto en la pared de la capilla permanecerá el
Adelantado postrado en una cama durante 30 días en ayuno de pan y agua. Al cabo
de dicho tiempo, nos relata Fray Pedro Beltrán, despierta sano, alegre,
fuerte y bello:
Quando el generoso enfermo
dichosamente
despierta
sano,
alegre, fuerte, y bello,
pasmo
de naturaleza.
Milagrosamente
fácil
los
ágiles miembros juega,
y
entre las olandas mira
la
piel asquerosa embuelta.
Despegóse
de las carnes
la
espantosa costra negra,
quedando
el cuerpo de mármol,
qual
sierpe, que se renueva.
En agradecimiento a
la milagrosa curación donó el noble sevillano a la imagen de la Hiniesta vestidos
majestuosos, coronas, joyas, alhajas, ternos, cruces, ornamentos, velos,
cálices, etc. y el sitio y nicho de la
capilla de la Hiniesta
donde tuvo la cama el Adelantado permaneció resguardado en su mitad por un tabique, hasta el año de 1681 en que
se abrió una puerta que daba a la sacristía de la iglesia.
Tanta devoción y fe
llegó a profesar el noble sevillano a la
imagen que fue su deseo ser enterrado en la capilla de la Hiniesta por lo que ofreció a Rodrigo Tous de Monsalve, quien tenía derecho a enterramiento
familiar en ella por ser descendiente del fundador de la misma, una de las capillas mayores que quisiese en
cualquiera de las iglesias de Sevilla. No pudo establecer su sepulcro el
Adelantado junto a la
Hiniesta, pues el titular de la capilla no accedió al
trueque, por lo que el Padre Martín de Sevilla, Prior del Convento San Jerónimo
de Buenavista de Sevilla, en su nombre, fundó el 26 de Julio de 1.500, cinco
capellanías perpetuas de 10.000 maravedíes cada una en la Capilla de Nuestra Señora
de la Hiniesta,
y a la fábrica de la parroquia de San Julián le señaló perpetuamente 5.000
mrs., para que su mayordomo cuidase de los ornamentos y donaciones que D.
Francisco hizo a la Santa
Imagen. Tras su
muerte, el fundador de Paterna ordenaba en su testamento, que se fundase otras
3 capellanías, mandato que llevó a cabo el Prior del Convento de San Jerónimo
de su villa de Bornos.
El trascendental
suceso acentuaría aún más la devoción religiosa y piedad de D. Francisco
Enríquez y marcaría los últimos 9 años de su vida, llevando a cabo
considerables obras de caridad, realizando cuantiosas limosnas y donaciones y
fundando o contribuyendo a la construcción de numerosas iglesias y monasterios.
En 1503 el Adelantado
Mayor de Andalucía fundará nuestro pueblo en una dehesa de su propiedad
perteneciente al término jurisdiccional de Alcalá de los Gazules. En el milagroso
suceso ocurrido tres años antes hemos de enmarcar la construcción de la iglesia
parroquial de Paterna de Rivera por D. Francisco Enríquez de Ribera y el que se
erija en titular de la misma a Nuestra Señora de la Inhiesta. Será el mismo
Adelantado quién done la imagen policromada del siglo XVI procedente de un
taller sevillano que hoy día preside el
altar.
Origen del culto a la Virgen de la Iniesta en Sevilla
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Dibujo de Andrés de Quesada. 1688 |
Cuenta la tradición que San
Pío, discípulo del apóstol Santiago y primer arzobispo de Sevilla, erigió la
primera iglesia de Sevilla, en el año 38 d.J.C., consagrándola a la Virgen María
y poniendo en ella una imagen de la Santísima
Madre con su hijo niño en los brazos, para que fuese
venerada.
Dicha imagen permaneció en Sevilla
hasta la entrada de los moros, identificándola el presbítero Francisco Lorenzo
de Vera en su “Discurso Histórico de la Imagen de la Iniesta” en 1688 con
la que se veneraba entonces en Sevilla en la Iglesia de San Julián con el título de la Iniesta.
Sobre el
año 423 el rey de los vándalos, Gunderico, sitia Sevilla, tala sus campos, derriba
casas y templos y pasa a cuchillo a sus habitantes. Para evitar su destrucción,
la imagen de la Iniesta
fue escondida en el templo de San Julián (intramuros), donde permaneció hasta
la invasión musulmana.
Más tarde, al ocurrir la invasión
mahometana, la imagen de La
Iniesta fue salvada por sus devotos cristianos trasladándola
a tierras catalanas donde la escondieron.
En el año 1380, el caballero y noble
aragonés Mosén Per de Tous, estando de
cacería en los montes de Cataluña, sus
perros fueron tras una perdices, que entraron en el bosque y se refugiaron
entre unas retamas. Llegó Mosén a las retamas y encontró una imagen de la virgen y junto a ella se
halló un rótulo que decía:
"Sum Hispalis de Sacello ad Portem quod ducit ad
Cordubam"
("Soy de Sevilla, de un templo que está junto a la puerta de Córdoba").
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Iglesia de San Julián de Sevilla |
La Hiniesta toma su denominación por haber sido milagrosamente
encontrada entre unas retamas, arbusto que en Cataluña es conocido con el nombre de iniestas o giniestas.
Según
cuenta la leyenda, el caballero catalán al ver la inscripción la trajo a Sevilla en
un carro conducido por unos bueyes que guiados por influjo celestial la
llevaron hasta la iglesia de San Julián
que estaba junto a la puerta de Córdoba, tapiándose la puerta por donde se
entroniza la sagrada imagen. En 1407 Mosén Per Tous se traslada a Sevilla y
construye a su costa una capilla para la Iniesta en la cabecera de la nave del evangelio
con derecho a enterramiento familiar.
En 1412 se
funda la Hermandad
de Luz de la Hiniesta,
para dar culto a dicha imagen. En el año 1560 la
Hermandad se constituyó en cofradía de penitencia, llevando
una imagen de Cristo Crucificado y otra de la Santísima Virgen
Dolorosa de la Iniesta",
con el título de "San Juan de Letrán y Nuestra Señora de la Iniesta en su
Soledad".
En 1649 Sevilla sufre una epidemia de peste que
asolaba la ciudad, acordando el
Ayuntamiento sacar en procesión a la
Virgen de la Hiniesta. En
agradecimiento por el fin de la epidemia le dedica una octava en la catedral y
acuerda establecer un voto a perpetuidad de Acción de Gracias, voto, que aún en
la actualidad se sigue renovando todos los 8 de septiembre, festividad de la
natividad de la Santísima Virgen.
Desde dicha fecha el ayuntamiento acordará en numerosas ocasiones procesionar
la virgen, hacer rogativas públicas, celebrar misas en su altar, etc. ante
lluvias pertinaces, terremotos, epidemias, etc.
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Hiniesta de gloria antigua |
El 8 de Abril de 1932 es incendiado el templo de
San Julián, perdiéndose las
imágenes titulares de la cofradía, el Santísimo Cristo de la Buena Muerte, de
Felipe de Ribas, la Hiniesta Dolorosa,
de Martínez Montañés, y la primitiva imagen de la Hiniesta de Gloria,
escultura gótica del siglo XIV. La Hermandad se establecerá
provisionalmente en la iglesia de San Marcos y encargan unas nuevas imágenes al
imaginero Castillo Lastrucci.
El 18 de Julio de 1936 nuevamente
es quemada la nueva imagen de la
Virgen de la
Hiniesta al ser incendiada la iglesia de San Marcos y se
volverá a encargar a Castillo Lastrucci su segunda Dolorosa de la Hiniesta (y actual).
Castillo Lastrucci hizo también la imagen de la Virgen de la Hiniesta en sus misterios
gloriosos, efigie que, en 1974, fue canónicamente coronada por el Cardenal
arzobispo de Sevilla José M.ª
Bueno y Monreal. Reconstruido el templo de San Julián, en 1946, la Hermandad de la Hiniesta regresará a su
antigua sede.
Antonio Castillo Lastrucci murió en Sevilla a los 85
años de edad el 29 de noviembre de 1967 siendo enterrado en la Iglesia de San Julián de
Sevilla, muy cerquita de su Virgen de la Hiniesta a los pies de una Piedad que había
realizado años atrás
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Hiniesta de Gloria de C. Lastrucci. 1945 |
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Hiniesta Dolorosa de C. Laztrucci. 1945 |
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Hiniesta de gloria. C. Lastrucci. 1945
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