En primer lugar deseo
expresar mi más sincero agradecimiento a BAÑOS DE GIGONZA y al AYTO. DE SAN JOSE DEL VALLE por invitarme a
participar en estas jornadas conmemorativas para hablarles de Gigonza.
Es para mí un gran honor intervenir en este acto institucional con motivo del 650 aniversario de la Batalla de Gigonza; entendiéndolo no como la celebración de un suceso bélico, que evidentemente tenemos que valorar y juzgar en el contexto de su época, sino de un acontecimiento histórico que constata la relevancia de Gigonza y su castillo en la defensa del territorio fronterizo con Granada durante la Reconquista.
Antes permítanme hacer especial mención y un reconocimiento póstumo a Salvador Cantizano Pineda, socio fundador de BAÑOS DE GIGONZA S.L. que nos dejó hace ya un año y que, precisamente hoy, creo tenemos en la memoria muchos de los presentes. La familia Pineda consciente del potencial de Gigonza y las posibilidades de poner en valor y explotar su extraordinaria riqueza patrimonial, acometió hace ya unos cuantos años el proyecto cultural, turístico y educativo que hoy es BAÑOS DE GIGONZA, todo un revulsivo turístico, cultural y económico para San José del Valle y la comarca. Salvador era un
entusiasta y apasionado de Gigonza que trabajó y se implicó de manera muy
activa para que el proyecto familiar se materializase y tuviese éxito.
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Desde la prehistoria Gigonza constituyó un enclave perfecto para el asentamiento de núcleos de población gracias a su estratégico emplazamiento y la abundancia de recursos naturales. De posible origen celtibero, tenemos constatada la presencia en este sitio de una población indígena turdetana, que opuso fuerte resistencia a Roma y fue asediada infructuosamente por el cónsul Catón en el siglo II a.C. Tras ser sometida por la fuerza, pasa a ser una ciudad romana estipendaria, Saguntia, perteneciente en el siglo I al convento jurídico de Gades. Es citada por Tito Livio, Plinio, Ptolomeo y el Anónimo de Rávena y constituye una de las estaciones o mansiones de la calzada romana secundaria que unía Hispalis con Asido. En época visigoda Sagontia destaca por ser una importantísima fortaleza situada en territorio bizantino que será conquistada por el rey visigodo Witerico en el 607. Durante la dominación musulmana es nombrada por las fuentes árabes como Siguntsa. Perteneciente a la cora de Sidonia; es un distrito castral del que dependen varias alquerías bajo el control de una fortificación (hisn), que se encuentra emplazado en el camino que comunica el Estrecho de Gibraltar con el Valle del Guadalquivir, transitada por las huestes musulmanas en sus campañas militares por la zona y donde incluso acampa el ejército omeya en sus expediciones contra el rebelde Ib Hafsun.
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Hispania Veteris pars Occidentalis Orientalis 1649 |
La Batalla de las Navas
de Tolosa en 1212 supone el comienzo del desmoronamiento del imperio almohade.
Con la toma por Fernando III en
1248 de Sevilla, la plaza musulmana más
importante de la Baja Andalucía, se
inicia la Reconquista del valle del Guadalquivir. En los sucesivos años se irá incorporando al territorio cristiano
el resto de ciudades del valle de
Guadalete por medio de pactos. Pero la revuelta mudéjar de 1264 obliga a Alfonso X a conquistar por las armas de
manera definitiva toda la zona de Guadalete y expulsar a todos los musulmanes. Como
consecuencia, toda la comarca queda prácticamente despoblada, estableciéndose una extensa zona fronteriza entre las posesiones castellanas y el
reino de Granada, que estuvo vigente durante dos siglos y medio.
A partir de entonces las nuevas tierras
conquistadas estarán expuestas a la amenaza
por un lado de los musulmanes de reino de Granada, y por otro de los meriníes
del norte de África que tras cruzar el estrecho desembarcan en Algeciras o
Tarifa para adentrarse en territorio
gaditano.
Para consolidar los
territorios conquistados y garantizar su defensa, Alfonso X llevará a cabo una
política de repoblación de efectivos humanos repartiéndoles bienes, casas y
tierras. En Arcos
de la Frontera, el monarca otorgó a su concejo en 1264 los mismos términos que
había tenido en tiempo de los moros. A la jurisdicción de Arcos pertenecía entonces
la alquería de Gigonza, que fue concedida, junto a otras posesiones, al
Almirante D. Pedro Martínez de Fee, jefe
de la flota castellana.
Durante estos años Gigonza estará en primera línea fronteriza, expuesta
a las razzias norteafricanas de los meriníes
que asolan una y otra vez las ciudades, aldeas y campos del valle del
Guadalete. La inestabilidad e inseguridad de la zona, será el motivo por
el que el rey Sancho IV hiciera en muy pocos años (1282-1289) donación de Gigonza
a sucesivos propietarios: Orden de Calatrava, escribanos
del rey, Diego Pérez de Fe y Diego Pérez. Ello nos hace pensar en la situación
de abandono en que se encontraba Gigonza debido a las razias meriníes de 1275 a
1285.
A principios del siglo XIV la estratégica fortaleza de Tempul es conquistada
por las tropas castellanas. Castillo y término de Tempul serán cedidos por el
monarca a la ciudad de Jerez en 1313. Para permitir la continuidad del término
de Jerez con el de Tempul, la franja del término de Arcos que se interponía
entre ambos y al que pertenecían las tierras de Gigonza, fue cedida a la
jurisdicción jerezana. Pasaba la aldea de Gigonza a estar integrada desde principios
del siglo XIV en el término de Jerez.
Por el amojonamiento del término de
Tempul concedido a Jerez en el privilegio de 1313 conocemos una
serie de datos descriptivos sobre Gigonza y su entorno. Así se cita
Gigonza la Vieja, en referencia a las ruinas de la antigua
Saguntia; diferenciándola de una asentamiento
más moderno. Menciona
así mismo el camino de Arcos a Alcalá,
que trascurría por Gigonza. Aparece el arroyo de la fuente de Gigonza, donde se emplazarían los molinos de agua; y el arroyo
de la salina, que recibía el
agua de los manantiales minerales que afloran
en Gigonza. También se nombra la cantera de Gigonza, de la que se
obtendría la materia prima para la actividad edilicia y piedras de molino. Sin embargo no se nombra el castillo, por lo que
podríamos deducir su edificación posterior.
Probablemente la torre de Gigonza fue
construida en el primer tercio o a mediados del siglo XIV, dada las analogías y
similitudes arquitectónicas (dimensiones, material constructivo, el zócalo de
cimentación, las bóvedas vaídas de sillares, el motivo decorativo de sus
puertas, etc.) con las torres de Lopera, Aguzaderas, el Águila o Gandul,
edificadas en dicha época en la campiña sevillana.
La amenaza
constante de las correrías de granadinos y
norteafricanos obligó a los monarcas castellanos, desde el siglo XIII, a
reforzar esta franja fronteriza mediante la construcción de torres, castillos y
otras fortificaciones organizadas en un
complejo sistema defensivo y ofensivo formado por tres líneas defensivas:
1. Gigonza junto al Castillo de
Tempul constituyen las plazas fuertes más avanzadas y expuestas del vasto
término de Jerez formando la primera línea defensiva junto a otros castillos como los
de Benalup, Torrestrella y Lascuta.
2. Una segunda línea la formaban
Alcalá de los Gazúles, Medina Sidonia y Arcos que cerraban el paso hacia Jerez
como primera resistencia seria en caso de agresión.
3. La tercera línea de defensa
será la ciudad de Jerez de la Frontera, que se erige en la plaza estratégica
más importante de la retaguardia, alejada de la frontera y más segura, ciudad base que se abastecía a los castillos
y fortificaciones avanzadas.
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Estructura defensiva de las tierras gaditanas en 1350 (García Fernández, M. 1989) |
En este contexto y escenarios se
producirá la Batalla de Gigonza. Sabemos de esta acción bélica de los
caballeros jerezanos gracias al denominado “Libro del Alcázar”, un manuscrito
del siglo XVI que se conserva en la Biblioteca Municipal de Jerez de la
Frontera.
Aunque el manuscrito no refiere cuanto
tuvo lugar la batalla, Bartolomé Gutiérrez en su Historia de Jerez, fija la fecha en el año 1371. Si tomamos al pie de la letra los datos que
ofrece la crónica quizás la batalla hubo de producirse unos años antes. Relata
la crónica que Jerez estaba constantemente
amenazada por las frecuentes correrías de los musulmanes; por un lado
por tierra, desde el reino de Granada, excluyendo a Jimena y Algeciras pues
habían sido castigadas por las tropas cristianas ocasionándoles grandes daños.
Y por otro lado y muchas veces, allende el mar, desde África cruzando el estrecho, tocando tierra en Gibraltar o Algeciras y cabalgando
hasta las mismas puertas de Jerez. Y
relata el cronista como en una de estas acciones un gran número de moros a pie
y a caballo (4000 especifica mas adelante) procedentes de África y del reino de
Granada entraron en el término de Jerez y lugares comarcanos corriendo y robando los campos.
Sí tenemos que tener en cuenta que, como se ha dicho antes, las amenazas de
los meriníes desde el norte de áfrica cesaron tras la batalla del Salado en
1340 y la toma de Algeciras en 1344, la acción bélica en Gigonza con granadinos
y meriníes hubo de producirse antes de
1344.
Pero entrando en los detalles de la
batalla, los caballeros jerezanos debieron advertir la presencia de los
musulmanes en sus campos gracias al sistema de torres vigías y fortalezas
desplegadas en enclaves estratégicos por
el vasto término de Jerez. Estas torres estaban interrelacionadas unas con otras ópticamente
y en ellas estaban establecidos, según Bartolomé Gutiérrez, castellanos con su guarnición” que “hacían sus velas de noche y de día, dando avisos unas a otras con mechones y
ahumadas o espejos cada vez que había entrada de moros. Gigonza estaría
enlazada visualmente con la Torre del
Esparragal, la antigua torre árabe de Torrecera, Peña Arpada y Torre del
Sotillo.
Conocida la amenaza en Jerez, los caballeros son llamados a
toque de campana. Bajo el pendón de la ciudad se reúnen 300 caballeros y sus peones y parten con
sus trompetas y tambores con mucho orden y cuidando la formación. Aclara el
cronista que partieron de una manera
diferente a la que solían, a buen paso y no corriendo para que los caballos
estuviesen descansados y juntos en el
encuentro con los moros. Los jerezanos alcanzan a la algarada en Gigonza, 5 leguas de Jerez, con un considerable botín obtenido de toda la comarca. Al verlos los caballeros jerezanos mandan
tocar sus trompetas y tambores y, encomendándose a Santiago, patrón de
España, acometen con sus lanzas bajo el brazo a los moros. Durante
el enfrentamiento que se alargó hasta la noche,
los jerezanos pelearon tan “varonilmente”, según la crónica, que provocaron la huida de los moros,
arrebatándoles todo el botín. Tras una encarnizada lucha las tropas jerezanas
mataron a más de 1.000 musulmanes, cautivaron a unos 1.100 y lograron escapar
más de 2.000 huyendo hacia la sierra entre las breñas. Por la parte de los
jerezanos hubo muchos heridos y algunos
muertos, no especificándose su número.
Así se desarrolló la llamada Batalla de Gigonza en la que
llama la atención que 300 caballeros jerezanos con sus peones, de
los que el texto no da su número, vencen
a más de 4.000 árabes, matando a más de mil y apresando a otros mil. Esta gesta
en Gigonza trascenderá como una de las grandes batallas de la historia medieval
jerezana, junto a otras hazañas de los caballeros jerezanos.
La Batalla de Gigonza quedó plasmada
también en un preciso y detallado grabado que se conserva en la Biblioteca
Municipal de Jerez, que es el que aparece en el programa de mano publicitario de estas jornadas. El grabado nos
ofrece una preciosa información sobre cómo era Gigonza a finales de la Edad
Media. Destacan los detalles sobre la fortificación, con la torre y la cerca,
el escudo de los Pérez de Gallegos en la puerta, y la infraestructura
hidráulica (fuente, pilar, canal, presas, molinos), que abastecía de agua a los
habitantes de la dehesa, a los ganado, las huertas y los molinos harineros, el
arroyo de los molinos, la sierra de Gigonza,
el canchal, etc.
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Grabado Batalla de Gigonza. Biblioteca Municipal de Jerez |
Parece ser que durante los siglos XIV y XV, con objeto de conmemorar las hazañas victoriosas de los caballeros jerezanos durante la Reconquista, se mandaron pintar frescos en diferentes edificios emblemáticos de Jerez, como las Casas Capitulares, la casona del corregidor, Puerta del Real, etc.
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Escudo Pérez de Gallegos |
Las
incursiones de los nazaríes desde Ronda se seguirán produciendo hasta la toma
de Granada en 1492. En ocasiones irrumpirían en la misma Gigonza, como en
marzo de 1427 en que varios ganaderos se quejan al concejo de Jerez por robos
de sus ganados por los moros. Fue además en este periodo el Castillo de
Gigonza lugar de descanso, refugio y punto de encuentro desde donde los
caballeros jerezanos organizan expediciones y cabalgadas cristianas hacia
tierras granadinas Así por ejemplo en
Abril de 1457 una milicia formada por el corregidor y la mayoría de los regidores
y jurados Jerez solicitan al cabildo manden más contingentes de hombres y se
unan a ellos en Gigonza, en cuya
fortaleza estarían refugiados y desde donde llevarían a cabo la ofensiva.
Y para finalizar sólo un apunte anecdótico. El lugar donde se
fundó en 1695 el Convento de los Carmelitas Descalzos de San José del Valle, del
que solo se conserva esta Iglesia Vieja, edificio en el que encontramos, era
conocido como Paraje de la Teja y Boca del Valle. Precisamente en el siglo XV
hasta la Boca del Valle suelen llegar y quedar con frecuencia los caballeros en sus expediciones por estas
tierras, como punto de entrada a la sierra.
Muchas gracias por su atención y espero que disfruten de las actividades conmemorativas
organizadas este fin de semana.