Con motivo del 134 aniversario de la inauguración del
reloj de la Iglesia de Paterna reproducimos el artículo publicado en la Revista
“El Alcaucil” Nº 38 en Marzo de 2004.
En Diciembre de 2004 se cumple el 125
aniversario del Reloj de la Iglesia. Gracias a la iniciativa del Padre Bargetón
y mediante suscripción popular fue adquirido este reloj e instalado en 1879 en
la torre de la Iglesia Parroquial, aunque Paterna contó anteriormente con algún
que otro reloj público.
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En Paterna
los primeros relojes que debieron utilizarse serían de sol, que se valían
de la posición del astro en el cielo para hacer la medición de las horas.
Tenemos constancia de ello pues durante muchos años hubo en la casa de
los hermanos Álvarez Gago, precisamente en la antigua calle Sol, hoy Padre
Bargeton nº 13, un reloj de sol que a modo de baldosa decorativa habían
colocado a la entrada de la vivienda, y que por el piso frecuente tiene
desgastado el ángulo inferior derecho. Aunque en su parte superior central falta
un trozo se puede leer AÑO .... 728, que nos indica la fecha del reloj: 1728.
(Agradecemos a Antonio Álvarez Gago el habernos permitido fotografiarlo
).
Reloj de sol de 1723 hallado en el nº 13 de la antigua calle Sol |
Como dicho reloj, por sus características (pequeñas dimensiones y no
anunciar las horas) no satisfacía las necesidades de la población, en 1676 el
cabildo y el vicario de la iglesia parroquial acordarán el adquirir uno de
mayores dimensiones y que marcase las horas. Dicho encargo se realiza al mismo
maestro relojero, Horacio Solassio, que en 2 de marzo de 1676 firma una
escritura de obligación ante el escribano público de Paterna por la que se compromete
a fabricar un reloj de “hierro, martillo y cadena” y “cuyo
martillo ha de dar en la campana grande de la iglesia desta villa”. El
precio concertado fue de 140 ducados de vellón y la entrega a cuenta, al
relojero, del antiguo reloj, más pequeño, que él mismo les había vendido en
fecha anterior en 50 ducados.
Asimismo acordaron que el cabildo y el vicario de la
iglesia enviarían a Cortes la cabalgadura que transportase el reloj hasta
Paterna y Horacio Solassio se trasladaría a Paterna a instalarlo y dejarlo en
funcionamiento. El plazo de entrega se estableció para las Navidades de ese
año, comprometiéndose Solassio que si lo en dicha fecha no estaba colocado, el
precio se reduciría a 120 ducados.
“Sepan
cuantos esta carta de obligación vieren como nos de la una parte el Bachiller
Juan Prieto de Alba, vicario y cura de las iglesias desta villa y mayordomo de
la fábrica de ella y el Concejo, Justicia y Regimiento desta villa a saber
Lorenzo Ruiz Diosdado y Domingo Martín Colón, alcaldes ordinarios, Diego García
Ortega, fiel ejecutor con voz y voto, Domingo Martín Paniagua y Juan Sánchez
Aledo, regidores y oficiales deste concejo; y de la otra Horacio Solassio
maestro artífice de relojero vecino que soy de la villa de Cortes, decimos que
por cuanto el dicho vicario y cabildo tenemos tratado y conferido con mi el
dicho Horacio Solassio de hacer para esta villa un Reloj cuyo martillo ha de
dar en la campana grande de la iglesia desta villa por cantidad de 140 ducados
de vellón, y con calidad y condición que lo he de costear a mi costa yo
el dicho Horacio Solassio de hierro, martillo y cadena y todo el dicho
artificio por la dicha cantidad y con la obligación de darlo hecho desde hoy
día de la fecha hasta la Pascua de Navidad venidera deste presente año por
cuenta de cuya cantidad he de recibir en cuenta un reloj pequeño que así mismo
he vendido a la dicha iglesia y cabildo en 50 ducados de vellón sin descuento
alguno y llegado el plazo y estando hecho el dicho reloj ha de ser a cargo y de
la obligación del dicho cabildo y vicario el enviar cabalgadura que lo traiga y
de mía es venirlo asentar hasta dejarlo corriente y para la seguridad del dicho
trato juntos de la una parte el dicho vicario y cabildo y de la otra el dicho
Horacio Solassio nos obligamos en bastante forma de guardar y cumplir lo que es
sin falta alguna y es a saber que si llegado el dicho plazo y no diere hecho y
asentado el dicho reloj yo el dicho Horacio Solassio es mi voluntad de hacer el
dicho reloj por 120 ducados, veinte ducados menos, de mi obligación los cuales
quiero y consiento se me ponga de pena por la falta de cumplimiento desta
obligación.” (ARCHIVO
MUNICIPAL DE PATERNA. Registro de escrituras públicas. 1660-1679. 2-MARZO-1676)
A mediados del siglo XIX, concretamente en 1859, Francisco Gandolf, propone al
Ayuntamiento la instalación de un reloj público por el precio de 2.000 reales
de vellón. Ignoramos si entonces los parteneros disponían o no de reloj
público alguno o el que había estaba ya inutilizado e inservible:
“A la
instancia de Francisco Gandolf haciendo proposición de establecer un reloj al
público, se acordó como primera condición que la máquina del reloj ha de ser
completamente nueva y que para la garantía del ......... de servicio sin
descomponerse, pondrá prima de responsabilidad a satisfacción del Ayuntamiento.
Y por lo respectivo a la condición segunda que el ayuntamiento de obliga de dar
y pagar después de estar funcionando el reloj la cantidad de 2.000 r.v.
Y se
adiciona a esta sesión en cuanto al particular del reloj que con respecto a los
2.000 r.v. se entiende siempre y cuando el Sr. Gobernador Civil autorice al
Ayuntamiento para extraerlos de los fondos público.” (ARCHIVO
MUNICIPAL DE PATERNA. ACTA CAPITULAR 12-MARZO-1859)
La iglesia en obras en los años 90 |
Sin embargo unos años más tarde, entre 1877-78, el entonces cura párroco
del pueblo, D. Luis Bargetón y Rodríguez, inicia una campaña recaudadora de
fondos para dotar a la localidad de un reloj público que sería instalado en la
iglesia.
El Padre Bargetón ejerció de cura en Paterna, según reza en un cáliz que se
conserva en la iglesia Ntra. Sra. de la Inhiesta, de 1875 a 1880, en cuyo
periodo realizó una importante obra social en nuestro pueblo, así por ejemplo:
fue director de una escuela de adultos donde instruía a los trabajadores entre
1876-1877, llevó a
cabo obras de reforma en la iglesia, recaudó limosnas para los pobres, logró
importantes donaciones de personajes pudientes de la época para obras y
necesidades de la iglesia e incluso él mismo, y no ejerciendo ya en Paterna,
hizo importantes donativos para la clase trabajadora de nuestro pueblo
en épocas de penurias como en 1915, año de pertinaces lluvias. En
gratitud a sus abnegados servicios y caritativo desprendimiento por nuestro
pueblo y su gente se le nombró Hijo Adoptivo de Paterna y el 24 de Enero
de 1914 la Corporación Municipal acordó dar su nombre a la antigua calle
Sol.
Según
Ramos Romero el reloj se inauguró el 2 de Diciembre de 1879 donado por la
Princesa de Asturias. Sin embargo, aunque la Princesa de Asturias, a petición
del Padre Bargetón, aportaría algún donativo, fueron muchas las personas
que allegaron recursos para la adquisición de reloj. El mismo ayuntamiento de
Paterna acordó el 2 de Marzo de 1878 facilitar “la cantidad
de 1.500 r.v. como donativo que hace la Corporación al Sr. teniente de cura de
esta parroquia D. Luis Bargeton y Rodríguez, para ayudar al costo que
ocasione la colocación de un reloj en la misma, tan necesario y útil para esta
población.”
Diario de Cádiz 11-11-1878 |
El 11 de Noviembre de 1878 el Diario de Cádiz
anunciaba la pronta colocación del reloj, que al parecer sería obra del
relojero del Colegio Naval Militar que construyó el reloj de la iglesia del
Carmen de San Fernando.
Tras su colocación en la torre de la iglesia, no tenemos más noticias sobre el
reloj en sus primeros años de funcionamiento, aunque debió ser una gran novedad
entre el vecindario, sobre todo porque cada hora resonaba en todo el pueblo y
entorno la campana que martilleaba el reloj.
El reloj al ser un artefacto mecánico de precisión necesitaba de un
mantenimiento periódico y sobre todo darle cuerda cada cierto tiempo. A tal
efecto el ayuntamiento acordó en 15 de Agosto de 1885 “una retribución
mensual de 5 Ptas. a favor del sacristán de la Iglesia Parroquial de esta villa
con objeto de que se haga cargo de cuidar, limpiar y dar cuerda al reloj
público que existe en la torre de la mencionada parroquia”. Y esta decisión
del ayuntamiento de hacer este gasto fue así porque el reloj, aunque
colocado en la iglesia y promovida su instalación por el Padre Bargetón, al ser
adquirido por suscripción popular, era un bien de titularidad pública y por
tanto el ayuntamiento ejerció sus derechos y obligaciones sobre el
mismo.
Detalle del reloj con el año de su colocación |
Ignoramos si la torre estaba construida y ya albergó en época anterior algún
otro reloj o por el contrario se hizo expresamente para instalar éste. Ramos
Romero nos dice que la torre por su estilo en ladrillo y azulejos y los
balcones de forja es del Barroco Sevillano, de principios del XVIII. Lo más
probable es que ya existiera una torre anterior, de menores proporciones, que
alojaba las campanas y quizás el reloj que a mediados del siglo XVIII compraron
la iglesia y el ayuntamiento. Así se hace eco Ramos Romero de la coplilla
que se cantaba en Paterna, que hace alusión a la existencia de un reloj en
dicha torre en época anterior:
“En Paterna no hay reloj
y uno que había el viento se lo llevó.”
Posteriormente la torre sería ampliada para albergar en 1879 el reloj que hoy luce y las campanas, todo por suscripción popular, como se infiere del acta capitular del 14 de Mayo de 1887:
“En vista de
que el único reloj público que existe en esta población se encuentra parado con
perjuicio del vecindario y sin que el ayuntamiento sepa los motivos que haya
para esa indefinida paralización; y constando que tanto la torre donde está
colocado como la máquina y campana se costeó por medio de suscripción pública
entre los vecinos, contribuyendo también algunas personas de fuera de la
población se acordó pasar al Sr. Cura de la Parroquia una comunicación relativa
a este asunto con el fin de aclarar las respectivas obligaciones que
correspondan a cada una de las partes, o sea, la Corporación y el clero
parroquial y los derechos que igualmente les asistan sobre ambas cosas.”
Del encuentro entre los capitulares y el cura párroco se aclararían las
obligaciones de cada parte respecto al reloj, sufragando el ayuntamiento
en numerosísimas ocasiones los gastos de mantenimiento, recambios de piezas y averías.
En la década de los 90 del siglo XIX la persona encargada de dar cuerda y
pequeñas composturas del reloj será Juan Marín García, a quién se gratificaba
con 5 Ptas. mensuales.
Juan Marín se ocuparía del reloj hasta 1903, en que la corporación en
sesión celebrada el 28 de Septiembre acuerda sustituirlo por Francisco Carrasco
Sánchez. En 29 de Julio de 9131 el ayuntamiento nombró encargado del reloj a
José Lunas Gallardo para darle cuerda y engrasarlo. Más recientemente se
encomendaría dicha tarea a José Romero de Quesada, el electricista del
pueblo.
Con el paso del tiempo el reloj público como cualquier maquinaria sometida al
desgaste mecánico de sus engranajes necesitaba de frecuentes continuas
composturas y arreglos.
En Mayo de 1933 la corporación hizo gestiones para que Tomás Otero, relojero
municipal de San Fernando procediese al arreglo del “reloj propiedad del
ayuntamiento, situado en la parroquia”, ofreciéndole para ello 300 Ptas.,
en vez de las 400 que pedía. Parece ser que se acordó hacer el arreglo por 350
Ptas.
Las averías y continuas reparaciones del reloj público fueron la tónica durante
estos años desplazándose frecuentemente hasta nuestro pueblo el relojero
municipal de San Fernando, Tomás Otero. Tenemos que tener en cuenta que nuestro
reloj iba a ser fue obra, según el Diario de Cádiz, del relojero del
Colegio Naval Militar de San Fernando, el constructor también del reloj
la Iglesia del Carmen de dicha localidad. Por ello Otero conocería bastante
bien el mecanismo y maquinaria de nuestro reloj por su semejanza al de San
Fernando, ciudad de la que era relojero oficial.
Así en sesión capitular del 4 de Abril
de 1938 se acordó:
“... se oficie al alcalde del Ayuntamiento
de San Fernando interesándole autorice al Relojero oficial de aquella población
D. Tomás Otero, para que venga a esta y haga el arreglo o compostura en el
reloj público de esta población al efecto de que dé la hora con la campana,
cobrando por dicho trabajo los gastos de dieta y locomoción solamente según
tiene prometido el Sr. Otero en carta de fecha 24 de marzo último.”
El
relojero de San Fernando vendría a nuestro pueblo, examinaría el reloj
pero no lo arreglaría en ese momento, quizás porque necesitaría algunas piezas
o repuestos, haciendo un presupuesto al Ayuntamiento de lo que importaría la
compostura definitiva, como deducimos del acta capitular del 23 de Abril
de 1938:
”El Sr. Presidente dio cuenta de las pésimas
condiciones en que funciona el reloj público de esta villa puesto que no da la
hora con la campana y tener algunas averías en los engranajes de las ruedas
dentadas, para cuyo arreglo se ha brindado el relojero municipal de San
Fernando, Don Tomás de Otero, haciendo la compostura y total arreglo por la
suma de 80 Ptas. más los gastos de dietas y locomoción para el traslado desde
esta a San Fernando y viceversa donde tiene su residencia.”
El arreglo
solo costaría al ayuntamiento 25 Ptas. según sesión capitular del 30 de Junio
de 1938, en que se acordó pagar dicha cantidad a Tomás Otero. Unos años más
tarde el reloj fue nuevamente reparado constado 75 Ptas. (Acta Capitular
30-Mayo-1945).
A las cinco y media de la madrugada del 12
de Octubre de 1978, en el transcurso de una fuerte tormenta, un rayo cayó en la
torre de la Iglesia, sufriendo ésta graves desperfectos y siendo afectado
también el reloj. La torre sería reconstruida al año siguiente por Juan
Gil, aunque el remate piramidal quedaría de menor altura. A finales de los 90
la torre fue restaurada nuevamente dándosele su antiguo forma al remate, aunque
desgraciadamente no se restituyó el azulejo sevillano original.
La torre del la Iglesia tras el rayo del 12 de Octubre de 1978 |
Diario de Cádiz. 13 de Octubre de 1978 |
En los años 80 también se colocó un reloj público
en la fachada del ayuntamiento, que anunciaba las horas por medio de una
megafonía instalada a tal efecto, pero pocas veces lo hemos visto
funcionando.
Ya la utilidad pública que estos relojes tuvieron
en el pasado quedó relegada por los adelantos de la ciencia y el progreso. Sin
embargo el recuerdo nostálgico del sonido de la campana o campanas al anunciar
cada hora, nos evocan una época en que el tiempo parecía no transcurrir tan
rápido.
No me gustaría terminar el artículo sin hacer un
llamamiento a quien corresponda para que el viejo reloj de la iglesia, el que
durante los últimos 125 años señaló las horas de tantos acontecimientos,
grandes y pequeños, de nuestras vidas, no caiga en el olvido y sea restaurado y
recuperado para que vuelva irrumpir cada día con el típico sonido de la campana
como antaño. Al fin y al cabo nuestro Reloj es uno de los elementos más
significativos y queridos del patrimonio cultural e histórico de
Paterna.
¿Puedo utilizar la información y foto del reloj para incluirla en este trabajo?
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