miércoles, 20 de noviembre de 2013

El Reloj de la Iglesia de Paterna de Rivera


Con motivo del 134 aniversario de la inauguración del reloj de la Iglesia de Paterna reproducimos el artículo publicado en la Revista “El Alcaucil” Nº 38 en Marzo de 2004.

 

En Diciembre  de 2004  se cumple el 125 aniversario del Reloj de la Iglesia. Gracias a la iniciativa del Padre Bargetón y mediante suscripción popular fue adquirido este reloj e instalado en 1879 en la torre de la Iglesia Parroquial, aunque Paterna contó anteriormente con algún que otro reloj público. 
 
 


Desde épocas remotas el hombre ha tenido necesidad de medir el tiempo y  para cuantificarlo se  utilizó sobre todo del “desplazamiento” del sol en el cielo. En cualquier zona de la Tierra, cuando el  sol cada día alcanza el punto más alto en el cielo en su recorrido de Este a Oeste, es el mediodía, llamándose a la línea que en dirección Norte-Sur pasa por ese punto Meridiano. El espacio de tiempo que tarda el sol en volver a pasar por el mismo meridiano, se denomina día, que por consenso se acordó dividir en 24 horas. 

En Paterna los primeros relojes que debieron utilizarse serían de sol, que se valían  de la posición  del astro en el cielo para hacer la medición de las horas. Tenemos constancia de ello pues durante muchos  años hubo en la casa de los hermanos Álvarez Gago, precisamente en la antigua calle Sol, hoy Padre Bargeton nº 13, un reloj de sol que a modo de baldosa decorativa habían colocado a la entrada de la vivienda, y que por el piso frecuente tiene desgastado el ángulo inferior derecho. Aunque en su parte superior central falta un trozo se puede leer AÑO .... 728, que nos indica la fecha del reloj: 1728. (Agradecemos a Antonio Álvarez Gago el habernos permitido fotografiarlo ).  


Reloj de sol de 1723 hallado en el nº 13 de la antigua calle Sol
 
          Los relojes de sol se componen de dos piezas: la superficie de lectura, donde se graban o marcan las horas del día, y el nomon, una especie de varilla anclada en la superficie de lectura sobre la que proyecta una sombra. Cada reloj de sol está diseñado para una latitud determinada y para calcular la hora oficial se hacía uso de unas tablas, pues el horario solar es irregular a lo largo del año ya que los días son más cortos en invierno y más largos en verano. Los relojes de sol se utilizaron hasta el siglo XVIII, en que se generalizó el uso de los relojes mecánicos. 

             Tenemos noticias de que en Paterna estuvo instalado a mediados del siglo XVIII un reloj público, ubicado seguramente en la iglesia parroquial, pues fue comprado por 50 ducados de vellón por la iglesia y el cabildo.  Este reloj fue fabricado por el maestro artífice relojero Horacio Solassio, seguramente de origen italiano como denota su apellido, y residente de la villa de Cortes. Sabida es la tradición relojera de los italianos.  
 
Como dicho reloj, por sus características (pequeñas dimensiones y no anunciar las horas) no satisfacía las necesidades de la población, en 1676 el cabildo y el vicario de la iglesia parroquial acordarán el adquirir uno de mayores dimensiones y que marcase las horas. Dicho encargo se realiza al mismo maestro relojero, Horacio Solassio, que en 2 de marzo de 1676 firma una escritura de obligación ante el escribano público de Paterna por la que se compromete a fabricar un reloj de “hierro, martillo y cadena” y  “cuyo martillo ha de dar en la campana grande de la iglesia desta villa”. El precio concertado fue de 140 ducados de vellón y la entrega a cuenta, al relojero, del antiguo reloj, más pequeño, que él mismo les había vendido en fecha anterior en 50 ducados.  

 Asimismo acordaron que el cabildo y el vicario de la iglesia enviarían a Cortes la cabalgadura que transportase el reloj hasta Paterna y Horacio Solassio se trasladaría a Paterna a instalarlo y dejarlo en funcionamiento. El plazo de entrega se estableció para las Navidades de ese año, comprometiéndose Solassio que si lo en dicha fecha no estaba colocado, el precio se reduciría a 120 ducados.   

“Sepan cuantos esta carta de obligación vieren como nos de la una parte el Bachiller Juan Prieto de Alba, vicario y cura de las iglesias desta villa y mayordomo de la fábrica de ella y el Concejo, Justicia y Regimiento desta villa a saber Lorenzo Ruiz Diosdado y Domingo Martín Colón, alcaldes ordinarios, Diego García Ortega, fiel ejecutor con voz y voto, Domingo Martín Paniagua y Juan Sánchez Aledo, regidores y oficiales  deste concejo; y de la otra Horacio Solassio maestro artífice de relojero vecino que soy de la villa de Cortes, decimos que por cuanto el dicho vicario y cabildo tenemos tratado y conferido con mi el dicho Horacio Solassio de hacer para esta villa un Reloj cuyo martillo ha de dar en la campana grande de la iglesia desta villa por cantidad de 140 ducados de vellón, y con calidad y condición que lo he de costear a mi costa  yo el dicho Horacio Solassio de hierro, martillo y cadena y todo el dicho artificio por la dicha cantidad y con la obligación de darlo hecho desde hoy día de la fecha hasta la Pascua de Navidad venidera deste presente año por cuenta de cuya cantidad he de recibir en cuenta un reloj pequeño que así mismo he vendido a la dicha iglesia y cabildo en 50 ducados de vellón sin descuento alguno y llegado el plazo y estando hecho el dicho reloj ha de ser a cargo y de la obligación del dicho cabildo y vicario el enviar cabalgadura que lo traiga y de mía es venirlo asentar hasta dejarlo corriente y para la seguridad del dicho trato juntos de la una parte el dicho vicario y cabildo y de la otra el dicho Horacio Solassio nos obligamos en bastante forma de guardar y cumplir lo que es sin falta alguna y es a saber que si llegado el dicho plazo y no diere hecho y asentado el dicho reloj yo el dicho Horacio Solassio es mi voluntad de hacer el dicho reloj por 120 ducados, veinte ducados menos, de mi obligación los cuales quiero y consiento se me ponga de pena por la falta de cumplimiento desta obligación.” (ARCHIVO MUNICIPAL DE PATERNA. Registro de escrituras públicas. 1660-1679. 2-MARZO-1676) 
No sabemos si Paterna recibió el nuevo año con el reloj de Horacio Solassio, pues no hemos encontrado ninguna referencia posterior al mismo. Pero dada la importancia de medir las horas del día, a buen seguro que con  algún reloj público debía contar nuestro pueblo, sobre todo la iglesia para hacer el llamamiento a las misas diarias en las horas establecidas. 

A mediados del siglo XIX, concretamente en 1859, Francisco Gandolf, propone al Ayuntamiento la instalación de un reloj público por el precio de 2.000 reales de vellón. Ignoramos si entonces los parteneros disponían o no de reloj  público alguno o  el que había estaba ya inutilizado e inservible:  

“A la instancia de Francisco Gandolf haciendo proposición de establecer un reloj al público, se acordó como primera condición que la máquina del reloj ha de ser completamente nueva y que para la garantía del ......... de servicio sin descomponerse, pondrá prima de responsabilidad a satisfacción del Ayuntamiento. Y por lo respectivo a la condición segunda que el ayuntamiento de obliga de dar y pagar después de estar funcionando el reloj la cantidad de 2.000 r.v.

Y se adiciona a esta sesión en cuanto al particular del reloj que con respecto a los 2.000 r.v. se entiende siempre y cuando el Sr. Gobernador Civil autorice al Ayuntamiento para extraerlos de los fondos público.” (ARCHIVO MUNICIPAL DE PATERNA. ACTA CAPITULAR 12-MARZO-1859) 

             Dado que la decisión del ayuntamiento estaba supeditada al beneplácito del Gobernador Civil que tenía que autorizar el gasto de los 2.000 r.v. en la compra del reloj, desconocemos si se llegó a instalar o no. 

La iglesia en obras en los años 90
Sin embargo unos años más tarde, entre 1877-78, el entonces cura párroco del pueblo, D. Luis Bargetón y Rodríguez, inicia una campaña recaudadora de fondos para dotar a la localidad de un reloj público que sería instalado en la iglesia. 

El Padre Bargetón ejerció de cura en Paterna, según reza en un cáliz que se conserva en la iglesia Ntra. Sra. de la Inhiesta, de 1875 a 1880, en cuyo periodo realizó una importante obra social en nuestro pueblo, así por ejemplo: fue director de una escuela de adultos donde instruía a los trabajadores entre 1876-1877, llevó a cabo obras de reforma en la iglesia, recaudó limosnas para los pobres, logró importantes donaciones de personajes pudientes de la época para obras y necesidades de la iglesia e incluso él mismo, y no ejerciendo ya en Paterna, hizo importantes donativos para la  clase trabajadora de nuestro pueblo en  épocas de penurias como en 1915, año de pertinaces lluvias. En gratitud a sus abnegados servicios y caritativo desprendimiento por nuestro pueblo y su gente se le nombró  Hijo Adoptivo de Paterna y el 24 de Enero de 1914 la Corporación Municipal acordó dar su nombre a la antigua calle Sol.   

Según Ramos Romero el reloj se inauguró el 2 de Diciembre de 1879 donado por la Princesa de Asturias. Sin embargo, aunque la Princesa de Asturias, a petición del Padre Bargetón,  aportaría algún donativo, fueron muchas las personas que allegaron recursos para la adquisición de reloj. El mismo ayuntamiento de Paterna acordó el 2 de Marzo de 1878 facilitar  “la cantidad de 1.500 r.v. como donativo que hace la Corporación al Sr. teniente de cura de esta parroquia D. Luis  Bargeton y Rodríguez, para ayudar al costo que ocasione la colocación de un reloj en la misma, tan necesario y útil para esta población.” 

Diario de Cádiz 11-11-1878
El 11 de Noviembre de 1878 el Diario de Cádiz anunciaba la pronta colocación del reloj, que al parecer sería obra del relojero del Colegio Naval Militar que construyó el reloj de la iglesia del Carmen de San Fernando.  

            Tras su colocación en la torre de la iglesia, no tenemos más noticias sobre el reloj en sus primeros años de funcionamiento, aunque debió ser una gran novedad entre el vecindario, sobre todo porque cada hora resonaba en todo el pueblo y entorno la campana que martilleaba el reloj. 

El reloj al ser un artefacto mecánico de precisión necesitaba de un mantenimiento periódico y sobre todo darle cuerda cada cierto tiempo. A tal efecto el ayuntamiento acordó en 15 de Agosto de 1885  “una retribución mensual de 5 Ptas. a favor del sacristán de la Iglesia Parroquial de esta villa con objeto de que se haga cargo de cuidar, limpiar y dar cuerda al reloj público que existe en la torre de la mencionada parroquia”. Y esta decisión del ayuntamiento de hacer este gasto fue así porque el reloj, aunque colocado en la iglesia y promovida su instalación por el Padre Bargetón, al ser adquirido por suscripción popular, era un bien de titularidad pública y por tanto el ayuntamiento ejerció sus derechos y obligaciones sobre el mismo.  
         
Detalle del reloj  con el año de su colocación

   Ignoramos si la torre estaba construida y ya albergó en época anterior algún otro reloj o por el contrario se hizo expresamente para instalar éste. Ramos Romero nos dice que la torre por su estilo en ladrillo y azulejos y los balcones de forja es del Barroco Sevillano, de principios del XVIII. Lo más probable es que ya existiera una torre anterior, de menores proporciones, que alojaba las campanas y quizás el reloj que a mediados del siglo XVIII compraron la iglesia y el ayuntamiento.  Así se hace eco Ramos Romero de la coplilla que se cantaba en Paterna, que hace alusión a la existencia de un reloj en dicha torre en época anterior:
 

“En Paterna no hay reloj
                                                   y uno que había
                                                   el viento  se lo llevó.”

        Posteriormente la torre sería ampliada para albergar en 1879 el reloj que hoy luce y las campanas, todo por suscripción popular, como se infiere del acta capitular  del 14 de Mayo de 1887:  

“En vista de que el único reloj público que existe en esta población se encuentra parado con perjuicio del vecindario y sin que el ayuntamiento sepa los motivos que haya para esa indefinida paralización; y constando que tanto la torre donde está colocado como la máquina y campana se costeó por medio de suscripción pública entre los vecinos, contribuyendo también algunas personas de fuera de la población se acordó pasar al Sr. Cura de la Parroquia una comunicación relativa a este asunto con el fin de aclarar las respectivas obligaciones que correspondan a cada una de las partes, o sea, la Corporación y el clero parroquial y los derechos que igualmente les asistan sobre ambas cosas.” 

            Del encuentro entre los capitulares y el cura párroco se aclararían las obligaciones de cada  parte respecto al reloj, sufragando el ayuntamiento en numerosísimas ocasiones los gastos de mantenimiento, recambios de piezas y averías. En la década de los 90 del siglo XIX la persona encargada de dar cuerda y pequeñas composturas del reloj será Juan Marín García, a quién se gratificaba con 5 Ptas. mensuales.   

            Juan Marín se ocuparía del reloj hasta 1903, en que la corporación  en sesión celebrada el 28 de Septiembre acuerda sustituirlo por Francisco Carrasco Sánchez. En 29 de Julio de 9131 el ayuntamiento nombró encargado del reloj a José Lunas Gallardo para darle cuerda y engrasarlo. Más recientemente se encomendaría  dicha tarea a José Romero de Quesada, el electricista del pueblo.

            Con el paso del tiempo el reloj público como cualquier maquinaria sometida al desgaste mecánico de sus engranajes necesitaba de frecuentes continuas composturas y arreglos. 

            En Mayo de 1933 la corporación hizo gestiones para que Tomás Otero, relojero municipal de San Fernando procediese al arreglo del “reloj propiedad del ayuntamiento, situado en la parroquia”, ofreciéndole para ello 300 Ptas., en vez de las 400 que pedía. Parece ser que se acordó hacer el arreglo por 350 Ptas.  

            Las averías y continuas reparaciones del reloj público fueron la tónica durante estos años desplazándose frecuentemente hasta nuestro pueblo el relojero municipal de San Fernando, Tomás Otero. Tenemos que tener en cuenta que nuestro reloj iba a ser fue obra, según el Diario de Cádiz,  del relojero del Colegio  Naval Militar de San Fernando, el constructor también del reloj la Iglesia del Carmen  de dicha localidad. Por ello Otero conocería bastante bien el mecanismo y maquinaria de nuestro reloj por su semejanza al de San Fernando, ciudad de la que era relojero oficial. 

          Así en sesión capitular del 4 de Abril de 1938 se acordó: 

“...  se oficie al alcalde del Ayuntamiento de San Fernando interesándole autorice al Relojero oficial de aquella población D. Tomás Otero, para que venga a esta y haga el arreglo o compostura en el reloj público de esta población al efecto de que dé la hora con la campana, cobrando por dicho trabajo los gastos de dieta y locomoción solamente según tiene prometido el Sr. Otero en carta de fecha 24 de marzo último.”  

El relojero de San Fernando vendría  a nuestro pueblo, examinaría el reloj pero no lo arreglaría en ese momento, quizás porque necesitaría algunas piezas o repuestos, haciendo un presupuesto al Ayuntamiento de lo que importaría la compostura  definitiva, como deducimos del acta capitular del 23 de Abril de 1938: 

”El Sr. Presidente dio cuenta de las pésimas condiciones en que funciona el reloj público de esta villa puesto que no da la hora con la campana y tener algunas averías en los engranajes de las ruedas dentadas, para cuyo arreglo se ha brindado el relojero municipal de San Fernando, Don Tomás de Otero, haciendo la compostura y total arreglo por la suma de 80 Ptas. más los gastos de dietas y locomoción para el traslado desde esta a San Fernando y viceversa donde tiene su residencia.”  

El arreglo solo costaría al ayuntamiento 25 Ptas. según sesión capitular del 30 de Junio de 1938, en que se acordó pagar dicha cantidad a Tomás Otero. Unos años más tarde el reloj fue nuevamente reparado constado 75 Ptas. (Acta Capitular  30-Mayo-1945).  

A las cinco y media de la madrugada del  12 de Octubre de 1978, en el transcurso de una fuerte tormenta, un rayo cayó en la torre de la Iglesia, sufriendo ésta graves desperfectos y siendo afectado también el reloj.  La torre sería reconstruida al año siguiente por Juan Gil, aunque el remate piramidal quedaría de menor altura. A finales de los 90 la torre fue restaurada nuevamente dándosele su antiguo forma al remate, aunque desgraciadamente no se restituyó el azulejo sevillano original. 

 
La torre del la Iglesia tras el rayo del 12 de Octubre de 1978




Diario de Cádiz. 13 de Octubre de 1978
En los años 80 también se colocó un reloj público en la fachada del ayuntamiento, que anunciaba las horas por medio de una megafonía instalada a tal efecto, pero pocas veces lo hemos visto funcionando.   

Ya la utilidad pública que estos relojes tuvieron en el pasado quedó relegada por los adelantos de la ciencia y el progreso. Sin embargo el recuerdo nostálgico del sonido de la campana o campanas al anunciar cada hora, nos evocan una época en que el tiempo parecía no transcurrir tan rápido.   

No me gustaría terminar el artículo sin hacer un llamamiento a quien corresponda para que el viejo reloj de la iglesia, el que durante los últimos 125 años señaló las horas de tantos acontecimientos, grandes y pequeños, de nuestras vidas, no caiga en el olvido y sea restaurado y recuperado para que vuelva irrumpir cada día con el típico sonido de la campana como antaño. Al fin y al cabo nuestro Reloj es uno de los elementos más significativos y queridos del patrimonio cultural e histórico de Paterna.  

 

 

1 comentario:

  1. ¿Puedo utilizar la información y foto del reloj para incluirla en este trabajo?

    http://www.relojesdesol.info/node/1379

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