12 de Julio de 1985
Todo quedó en un susto
Dos personas quedaron ayer ingresadas en el hospital de Navarra como consecuencia de los golpes recibidos en el antepenúltimo encierro de los sanfermines o durante las vaquillas en la plaza. Otras diecisiete personas , algunas de ellas con fracturas, tuvieron que ser atendidas en el hospital o en la enfermería del coso, ya que la gran cantidad de personas que participaron en este sexto encierro y el hecho de ir a la torada dispersa provocó continuas y aparatosas caídas.
CRONICA ABC 13/7/1985 Pág. 44
Séptima corrida de la feria de los sanfermines
Bravos toros y muchas orejas
Pamplona. Vicente Zabala, enviado especial
Ficha de la corrida
Séptima corrida de la feria de San Fermín. Cinco toros de Cebada Gago, superiores, excepto el sexto, que resultó difícil, y uno del Conde de la Maza, que se dejó torear.
José Antonio Campuzano, de corinto y oro. Oreja en su primero y palmas en el cuarto.
Emilio Muñoz, de burdeos y oro. Palmas en su primero y oreja en el quinto.
Yiyo, de gris plomo y oro. Dos orejas en el tercero y pitos en el sexto.
De nuevo el calor se ha echado sobre la capital navarra, cuyas fiestas toman la recta final con una nueva avalancha de forasteros. Los fines de semana son los elegidos para el desplazamiento hasta Pamplona de los habitantes de los pueblos de Navarra, muchos guipuzcoanos y no pocos franceses. Mañana en el encierro -hoy para ustedes- se notará el exceso de público y, como siempre, ojalá me equivoque no para bien precisamente...
Movilidad
El que abrió plaza resultó un gran toro, muy bonito, con enorme movilidad. José Antonio Campuzano se mostró esencialmente novilleril desde que se abrió de capa: larga cambiada de rodillas, Yiyo verónicas rodilla en tierra y de pie, para rematar con media con las dos en el suelo. Luego vendría un galleo con chicuelinas y a continuación un precipitada y embarulladilla faena de muleta. El mayor de los Campuzano derrochó coraje, ganas de agradar, e incluso ilusiones de principiante; pero se apreciaba en todas las series unas prisas que no hacen buen matrimonio con el arte de torear. Producía la impresión de que deseaba instrumentar el segundo pase antes wue el primero. Se pasó muchas veces a su enemigo por la barriga, mas con poco sosiego, nervioso y acelerado, inquieto, muy por debajo, en mi opinión, de la buena condición del toro. La cantidad superó a la calidad, y los buenos deseos al arte. Mató de una estocada ligeramente caída. Se le concedió la oreja, pedida por unanimidad, mientras se aplaudía merecidamente al toro de Cebada Gago en el arrastre.
El cuarto se revolvía en un palmo de terreno, quedándose en las zapatillas. No era fácil llevarle con largura. José Antonio Campuzano se empeñó en prolongar las embestidas por ambos lados, pero no lo consiguió. Cuando los toros se niegan obstinadamente a obedecer no hay torero, por poderoso que sea, que consiga imponer su voluntad, sobre todo en casos como éste de un astado sin recorrido y listo como él solo para buscar los tobillos del diestro. Lo mató de media estocada trasera y certero descabello. Sonaron las palmas a la voluntad.
Cal y arena
También Emilio Muñoz se llevó un gran toro en primer lugar, porque el astado lucía nobleza y excelente estilo. El de Triana, que cada día torea peor con el capote, quiso superarse con la muleta. Llevó a cabo una larga faena de muleta de muchos derechazos, algunos poniéndose más derecho que de costumbre
como en los tiempos -tan lejanos!- de sus comienzos de novillero, cuando exhibía unas condiciones excepcionales para ser torero, guiado por el buen consejo de su padre, que sabe de toros y de toreo, cuyo distanciamiento del chaval se ha notado de una manera notable en los últimos años, hasta el punto de que Muñoz parece ahora otro torero al perder la confianza en sí mismo, amanerado y enviciado, con unos modos que denuncian nseguridad y pérdida de aplomo. Asombra que un público, tan fácil como éste, percibiera el descenso de Muñoz, pues cuando mató de pinchazo y estocada, no le pidió siquiera que diera la vuelta al ruedo. Unas pocas palmas a cambio de doscientos derechazos es para meditar...
Menos mal que en el quinto, un sobrero del Conde de la Maza, muy bien armado, brindado a la niña más bonita de la plaza, lo muleteó con reposo. Con la izquierda recordó al verdadero Emilio Muñoz en tres series de mano baja y limpio remate, imponiendo ese temple, que fue su mejor virtud, olvidada desde hace no sé cuántos años en el baúl del desván. Abrochó su labor con un bonito molinete belmontino y nos excelentes ayudados por alto, muy despatarrado. Lo mató entrando con muchas ganas de una estocada. Se pidió y se le concedió la oreja, ganada en una faena que debería ser el inicio de un resurgimiento.
Yiyo toreó bien a la verónica a su primero. El madrileño salió con enorme fe en busca del triunfo. Le echó ilusión a su quehacer, que, independientemente de su estilo, se apoyó en una gran decisión y confianza en lo que realizaba, instrumentando los pases con pleno conocimiento de donde tomaba las embestidas del toro y donde remataba los pases, después de llevarlo toreado con absoluto reposo y buen juego de cintura y muñeca. Es la mejor vez que hemos visto durante esta temporada al de Canillejas, que ha acertado a aprovechar la nobleza del buen toro de Cebada Gago, otro ejemplar que dio excelente resultado, como casi todos sus hermanos de corrida. Yiyo entró a matar con enorme decisión, saliendo enganchado sin consecuencias, pero como se había entregado a la hora de hacer la suerte suprema, con pureza y coraje, el público le pidió unánimemente los trofeos.
Yiyo paseó las dos orejas en una clamorosa vuelta al ruedo. Sin embargo, se mostró dubitativo con el que cerró plaza. La fiera llegó al último tercio con la cara alta y cortando los viajes. El madrileño trasteó a la defensiva y mató malamente de cuatro pinchazos y un descabello. Los navarros no se hicieron cargo de la mala condición del toro y le pitaron fuerte al madrileño.
Además de quedar bien con el blanco y de teñir la ropa, si es de mala calidad y lo lavas con lo claro a más de treinta grados, el pañuelo tiene un origen religioso. Según el párroco de la Iglesia de San Lorenzo de Pamplona, que es donde se encuentra la ca https://noticiasdelalin.es/las-tasas-de-interes-americanas/
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