domingo, 10 de julio de 2016

ENCIERRO SAN FERMIN CEBADA GAGO 12-JULIO-1988




CRÓNICA DEL ENCIERRO EN LA PRENSA
 
EL PAIS. Edición impresa  Miércoles 13 de Julio de 1988
 
MIKEL MUEZ. Pamplona
 
Seis heridos por asta de toro en el sexto encierro
 
Seis personas resultaron heridas por asta de toro en el sexto encierro de los sanfermines, corrido ayer con astados de Cebada Gago. Fue el encierro más sangriento de los últimos años y duró 7 minutos y 47 segundos.La cogida más grave se produjo en la cuesta de Santo Domingo, cuando Relojero, de 545 kilos, retrocedió hasta la puerta de los corrales. Relojero alcanzó a un mozo junto al edificio del Ayuntamiento y se cebó con él, volviéndose sorpresivamente e iniciando una pavorosa carrera calle abajo. En mitad de la cuesta de Santo Domingo y cuando la manada se había alejado, corneó a Arturo Bueno Echarri, de 42 años de edad y vecino de Pamplona. Le produjo tres heridas: una en el tercio superior del tórax derecho, que seccionó la parte superior del pectoral mayor en unos 20 centímetros, otra, en el cuello termicio medio del lado izquierdo, y la tercera, de unos 50 centímetros de extensión, en la parte interna de la rodilla. Fue intervenido quirúrgicamente en el hospital de Navarra, con un pronóstico muy grave.
 
Los corredores más antiguos de Pampiona no recordaban que nunca un toro hubiera dado la vuelta y hubiese regresado, como ayer hizo Relojero, hasta los mismos corrales.
Además, el encierro quedó igualmente fragmentado por delante y se produjeron cogidas en todos sus tramos. Francisco García González, de 18 años de edad, vecino de Pontevedra, fue cogido al final de la Estafeta en el tercio superior del muslo, con dos trayectorias de unos 15 centímetros cada una. Su pronóstico era grave. Mikel Zabalza Azcona, de 18 años, vecino de Parnplona, fue corneado en el hueco poplíteo con dos trayectorias. Ingresó en grave estado. Jesús Irigoyen San Martín, de 32 años y vecino de Pamplona, fue corneado en la entrada del callejón en plena cara, sobre el pómulo izquierdo, y el asta disecó el hueso malar. El neozelandés lan Gordon fue comeado al principio de la Estafeta en la mejilla izquierda. El asta penetró en su boca y provocó la pérdida de varias piezas dentarias. Su pronóstico era grave.

Finalmente, Félix González Zubiría, de 23 años, vecino de Pamplona, fue corneado en la masa glútea derecha, con doble trayecto de 8 y 10 centímetros de profundidad. Otro Cebada Gago, Doloroso, de 510 kilos, cogió en pocos metros a dos hermanos gemelos norteamericanos que realizan el encierro juntos desde hace muchos años en la curva de la Estafeta. John Riley resultó con fractura de clavícula izquierda y James Riley resultó policontusionado, con heridas en ceja, cuero cabelludo y un varetazo en la axila.
 
ABC SEVILLA. Edición impresa Miércoles 13 de Julio de 1988
Seis heridos, uno de ellos muy grave, en uno de los encierros más peligrosos que se recuerdan
 Durante ocho minutos, los toros sembraron el terror en las calles 
Pamplona. S. T.
 El capotillo de San Fermín evitó una tragedia mayor en el sexto encierro sanferminero, que se saldó con seis heridos por asta de toro, uno dé ellos muy grave, cuatro graves y otro menos grave. Los cebada gago sembraron el terror desde el primer momento. El tema dominante de los comentarios de la mañana de ayer en bares, en la calle y en todas partes fue, lógicamente, el peligrosísimo encierro de los cebada gago, calificado ya de histórico por los expertos.
 Las reses de la ganadería gaditana tardaron algo más de ocho minutos en cubrir el recorrido. Nada más cruzar el portalón de los corrales de Santo Domingo, un toro de color cárdeno tomó la cabeza. La manada quedó muy pronto fragmentada en varios grupos. Al final de la cuesta de Santo Domingo, uno de los astados retrocedió, bajando incluso hasta la entrada de los citados corrales, donde se contabilizaba el minuto cuatro del encierro. En ese tramo se registraron dos cornadas, una en el maxilar y otra en el costado, así como una rotura de clavícula, pisotones y contusiones de diverso tipo.
 
El cornúpeta rezagado Inició de nuevo su carrera, ayudado por los cabestros y los pastores, que ayer tuvieron que duplicarse para evitar un drama mayor. Al mismo tiempo, otro morlaco sembraba el terror en la célebre calle de La Estafeta y en la denominada zona de la Telefónica. Mientras tanto, tres toros entraban en chiqueros. Posteriormente, otro volvía a protagonizar escenas de pánico en la plaza.
 Instantes después llegaba al coso taurino el rezagado en La Estafeta, embistiendo a diestro y siniestro. En ese momento, numerosos mozos se vieron sorprendidos por el que quedó rezagado en Santo Domingo, entrando los dos juntos, tirados por los capotes de los dobladores, en los corrales de la Monumental de Pamplona.
 Evolución de los heridos
 Arturo Bueno Echarri, herido muy grave en el encierro, evolucionaba ayer noche favorablemente, dentro de la gravedad, tras ser intervenido quirúrgicamente de las tres cornadas que recibió. Bueno Echarri, natural de Pamplona y de 42 años, sufrió tres heridas por asta de toro: En tercio superior derecho del tórax, con sección pectoral mayor de unos 20 centímetros, con disección del paquete vascular axilar; en la parte izquierda del cuello, con una herida ascendente que diseca el paquete vascular sin lesionarlo, y una más, de 50 centímetros, que le penetra a partir de la rodilla en la articulación y que llega hasta la ingle.  
Dos hermanos americanos, apellidados Riley, fueron dados de alta tras su paso por la residencia sanitaria Virgen del Camino. Uno de ellos presentaba fractura de clavícula izquierda, y el otro, policontusiones con heridas  en la ceja derecha, en el cuero cabelludo y un puntazo en la región axilar derecha, así como una contusión en el cuello. 
Francisco García González, de 18 años y natural de Pontevedra, continúa herido grave en el Hospital de Navarra, con una cornada que le afecta al tercio superior del muslo con trayectoria ascendente y descendente, sin que le haya afectado a los vasos vasculares y nerviosos natural de Pamplona, permanece ingresado en el mismo centro, con pronóstico grave. La herida le afecta al hueco poplíteo sin afectación vascular nerviosa. El también plamplonés de 32 años David Irigoyen San Martín, ingresado,asimismo, por una cogida en el encierro de ayer, presenta heridas de pronóstico menos grave en el pómulo izquierdo, que le afectan al hueso malar y que llegan hasta el borde orbitario, sin que le afecten al ojo.  
 Félix González Zubiría, de 23 años y natural de Pamplona, permanece ingresado en la Residencia Sanitaria Virgen del Camino, debido a que presentó una herida inciso contusa en la masa del glúteo derecho con doble trayectoria: una de 10 centímetros en la parte inferior que llega a la tuberosidad isquiótica, y la otra, de 8 centímetros, que afecta a la faccia.  Asimismo, presenta heridas en el costado izquierdo que lesionan la piel y el tejido subcutáneo.
El neozelandés lan Jordán, de 28 años, fue intervenido quirúrgicamente en este centro sanitario por herida transixiante en la mejilla izquierda que afectó al techo de la boca con avulsión de varias piezas dentarias.
CRÓNICA DE LA CORRIDA EN LA PRENSA
ABC. Edición impresa Miércoles 13 de Julio de 1988
 
Los toreros deben tener algo debajo de la montera 
El toro, el toreo y el recuerdo a Ortega Pamplona.
Vicente Zabala, enviado especial 
Hoy sí que se puede emplear con propiedad ese tópico que dice que ni «los más viejos de la localidad recuerdan...»; pues sí, señores, ni los más viejos de la localidad recuerdan un encierro tan extraño, no ya por lo sangriento, que los ha habido peores, incluso mortales, sino por el comportamiento de algunos toros de Cebada Gago durante el recorrido previsto.
 
A nadie le puede extrañar que un toro o un par de toros se distraigan, se salgan de la carrera, se paren y la emprendan a cornadas a diestro y siniestro; lo que ya no es tan fácil de entender es el comportamiento de ese toro que se volvió en dirección a donde había partido, o sea al revés, ni que decir tiene que la gravedad de tan singular actitud del animal provocó un montón de cornadas graves, golpes y volteretas.
 
Lógicamente cuando se producen hechos como éste, la corrida de la tarde se presenta llena de morbo, máxi- Roberto Domínguez me sin en ella actúa una figura del toreo en
plenitud y dos matadores de toros con experiencia, que hasta ahora no han ocupado más
altos puestos en el escalafón después de bastantes años de alternativa por culpa de incertidumbres imperdonables, que últimamente parecían dispuestos a rectificar.
 
Como antes...
 
La corrida se celebró en un ambiente de lo más cordial, poco a poco se va recuperando la vieja alegría sanferminera, entre la satisfacción de los propios pamploneses, que de una vez por todas parecen decididos a no dejarse arrebatar en nombre de nada ni de nadie  sus formidables fiestas.
 
Las peñas atendieron esta vez a los bonitos lances de capa del Niño de la Capea al que abrió plaza, verónicas de buen juego de brazos y planta quieta. El toro de Cebada Gago tenía la fuerza justa para seguir la muleta del maestro salmantino, que atraviesa un gran momento, espoleado por los recientes triunfos de Madrid y Málaga. Da gusto verle tan fácil, tan suelto y cada vez más compuesto.  
A medida que madura se está convirtiendo en un torero de mejor corte, limando aristas, puliendo viejos resabios. Ha suprimido el zápatillazo,«construye mejor las faenas, con mayor lógica, ajeno a instrumentar pases porque sí, sin orden ni concierto. El aplomo, la serenidad, la compostura realzan su innata facilidad para torear, que antes se perdía en un estilo ligerito, acelerado y. zaragatero. El Niño de la Capea toreó francamente bien al primero, pero lo mató mal, sin decisión, perdiendo todo lo que había ganado con capotey muleta. A pesar de lo que se alivió con el acero, en recuerdo a lo bien que manejó el capote y la muleta, le hicieron dar la vuelta al ruedo.
 Muy feo era el cuarto, un toro al que Pedro entendió perfectamente. Las embestidas eran a media altura. El astado no permitía que se le bajara la mano. El Niño de la Capea lo percibió rápidamente, toreando sosegado, con el engaño a la altura del chaleco, sin molestarlo, en una faena tan inteligente como de buen gusto. Pases enteros en esta época de medios pases. Hubo una serie con los pies juntos y. las manos metidas hasta los codos en el campo del estilismo. Todo lo volvió a estropear con el acero.
No habían sido faenas de arrebato, de locura emocional, sino de las que hacen pensar al buen aficionado, al que sabe seguirlas evoluciones del animal, al que razona lo que ve y tal vez por eso saboree íntimamente la tarea de un diestro con la cabeza tan despejada como la de este joven maestro, cada vez más clásico, por lo que hay que reprenderle cuando después de tantos años de alternativa todavía no sabe que no tiene que saludar al presidente después de matar a su segundo toro. Es obligatotio hacerlo cuando  ha soportado al primero, como consecuencia del brindis reglamentario. Ir a la presidencia después de matar al cuarto equivale a presentarse delante de un espectador a recoger la imaginaria montera por un brindis que no se ha llevado a efecto/Insisto, maestro, que es imprescindible cuidar los detalles como cuidar el de vestirse impecablemente de torero, como no lo hace casi ninguno hoy ¡vaya vestido grana y oro!, con las mangas y las bandas de la taleguilla tupida de oro.
 No ha tenido suerte Julio Robles con su lote, que no fue ni fácil ni agradable, pero encuentro al salmantino como falto de moral, escaso de ilusión. Es una pena porque   andaba en eso de encaramarse a las alturas, de recuperar años que se fueron para no volver.

 
 
 

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