CRÓNICA DEL ENCIERRO EN LA PRENSA
ABC. Edición impresa Jueves 9 de Julio de 19921. Pág. 125
Momentos de peligro en el segundo encierro
Pamplona. Begoña López
PELIGROSO encierro el segundo de las fiestas de San Fermín, que se saldó con el resultado de un herido grave y otro menos grave. Más gente que el primer día en la calle y también en la plaza de toros; también mayor duración de la carrera; algo más de ocho minutos.
Los heridos fueron David Zaratiegui y Manuel Tena Jiménez. El
primero, de veinte años de edad y residente en Burlada, fue empitonado en la plaza del Ayuntamiento en el tercio medio de la cara posterior del muslo derecho, con una herida de unos quince o veinte centímetros. Su pronóstico es grave y por ello quedó ingresado en observación de urgencias.
El segundo herido, de veintiséis años de edad y residente en Castellón, fue cogido en el tramo de Telefónica. Presentó herida en el tercio superior de la pierna izquierda, que afecta a piel y tejido celular subcutáneo. También quedó ingresado en observación de urgencias.
El encierro dio inicio segundos después de las ocho de la mañana cuando, a pesar de que se abrieron las puertas de los corrales, los seis de Cebada Gago se resistieron a salir. Una vez en Santo Domingo se produjeron las primeras
caídas y sustos, y fue en la plaza del Ayuntamiento cuando uno de los morlacos cogió a un corredor.
La manada prosiguió su veloz carrera hasta que varios astados se estrellaron contra el vallado en la curva de Estafeta. En ese momento se sucedieron las caídas, empujones y repetidos intentos de los toros por embestir a los mozos. Varios corredores se libraron de las astas porque, en el momento en que el toro les amenazaba, éste resbaló y cayó.
En Estafeta, dos toros rezagados se enredaron en una lucha para después efectuar la carrera por separado. En Telefónica se produjo la segunda de las cornadas y en el callejón un astado se ensañó con un mozo que pudo protegerse detrás del vallado. En el interior de la plaza de toros se produjeron también algunos momentos de tensión.
Finalizado el encierro se dio suelta, como todos los días, a las vaquillas, acto que contó con una nutrida participación tanto de mozos como de mozas.
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